domingo, 30 de enero de 2011

Amor Adulto


- Llegas tarde.
- Había mucho tráfico.
- ¡Vienes andando!
- Ya...
- ¡Muy gracioso!
- Gracias.
- No te hagas ilusiones, era un "¡Muy gracioso!" con despecho.
- ¡Uy!
- Pues nada, me marcho.
- ¿Te vas? Pero si acabo de llegar.
- Ya... pero tarde.
- Sólo han sido quince minutos. No hay para tanto.
- Lo siento pero ya no me apetece verte.
- Pero no seas así...
- No te lo tomes a mal.
- Mujer...
- Lo que pasa es que antes estaba enamorada de ti, pero ahora ya no.
- Por quince minutos.
- Por quince minutos y la excusa del tráfico.
- ¿Y te parece suficiente para dejarme tirado?
- Este es el mundo adulto, chaval.
- No te puedo creer.
- Mira, antes cuando era joven estaba enamorada de la misma persona durante años. Pero ahora, el mundo ha cambiado, todo va mucho más rápido, me he hecho mayor, he tenido un montón de desengaños y mi enamoramiento dura minutos, a veces segundos. Una pequeña decepción, un gesto, una mueca y ¡pluf! dejo de estar enamorada.
- Normalmente soy puntual.
- Mira, si te sirve de consuelo, si hubieras sido puntual también me hubiera desenamorado de ti.
- ¿Por qué?
- Haces demasiadas preguntas.
- Está bien. Podemos ser amigos...
- Imposible.
- ¿ Y eso?
- Como comprenderas, por mi manera de ser ,ya tengo un montón de amigos (casi no doy abasto). Además yo estoy buscando el amor verdadero, lo demás no me interesa.
- ¡Ostras!
- ¿Qué?
- Haberlo dicho antes.
- ¿El qué?
- Lo del amor verdadero.
- ¿ Y eso?
- No, porque a mí eso no me va. Yo escapo de los compromisos y odio la fidelidad y ahora no es mi momento para historias de larga duración. Quizás en otro momento, más adelante.
- No es la primera vez que oigo esto.
- ¿No? A mi me parece la mar de original. Además antes lo pensaba pero no lo decía. Ahora he madurado y me atrevo a decirlo.
- Bueno, me tengo que ir.
- Pues nada que tengas mucha suerte.
- Lo mismo digo.
- Lástima que no hayamos follado.
- Es cierto, es una lástima que no hayamos follado.
(se besan)
- Adiós.
- Adiós.

sábado, 22 de enero de 2011

transplante

El médico es muy claro. Usted no puede tener novia. Le sienta fatal. Le afecta a cada uno de sus órganos vitales: Su cerebro es un cenicero de ideas, su hígado un pantano de humor negro, su sistema nervioso ha dejado de tener ningún sistema y su aparato digestivo llora y ronronea sin parar. A partir de ahora tendrá que evitarlo. Fíjese, usted se enamora de una chica, al principio todo va bien, pero al cabo de un tiempo todo se complica. La chica le abandona o usted se cansa de ella. Cualquiera de las dos opciones le sume en un profundo malestar.
¿Pero cómo voy a hacer para NO enamorarme? ¿Cómo dejo de pensar en tener esposa, niños, familia, un hogar y un perrito?
No se preocupe. Atienda. Séquese las lágrimas.
Le haremos un transplante de corazón. La operación es larga y arriesgada pero tiene un alto grado de efectividad. Casi un 2%. Le transplantaremos el corazón de un cerdo. Sí. Un cerdo de granja de la mayor calidad. Ya verá como eso le hará olvidar sus patrañas románticas.
La idea me parece estupenda. ¿Podré quedarme mi corazón en formol, como recuerdo?
Es usted un insensato, si le damos su corazón en formol, ¿Con qué corazón va a vivir el pobre animalillo? ¿Eh? ¿EHHH?

La operación es maravillosa, me la paso entera durmiendo. El postoperatorio de cuatro meses es un infierno y acabo adicto a la morfina. De todas formas, ahora sí, las cosas han cambiado: Cuando veo a una mujer sólo tengo ganas de magrearla, poseerla, lamerle el sexo, el culo y las axilas y meterle mi polla entre sus nalgas y no tengo ninguna peligrosa sensación romántica.Las mujeres me hacen babear, gruñir y jalear y poca cosa más. Una vez he consumado el acto, me levanto y me largo en busqueda de algo que comer y de alguna otra chica que poseer. No tengo ganas de volver a llamarlas, ni de escuchar sus penas, no me interesa su vida, ni lo mal que se llevan con su madre, me da igual si lloran, ríen o revientan. Tengo un corazón de cerdo. Ya nunca más caeré en la trampa del amor. Estoy salvado.

Un día, por curiosidad, me acerco a la granja dónde vive mi animalillo salvador. Allí está en un barrizal, feliz, rodeado de cerditos y con los morritos pegados a otra cerdita. Parece enamorado. De pronto veo mi propia humanidad en el brillo de sus ojos y me doy cuenta de mi error. De rodillas caigo en el fango y abrazo al animal. ¿Doctor, es demasiado tarde para un transplante inverso?