- Llegas tarde.
- Había mucho tráfico.
- ¡Vienes andando!
- Ya...
- ¡Muy gracioso!
- Gracias.
- No te hagas ilusiones, era un "¡Muy gracioso!" con despecho.
- ¡Uy!
- Pues nada, me marcho.
- ¿Te vas? Pero si acabo de llegar.
- Ya... pero tarde.
- Sólo han sido quince minutos. No hay para tanto.
- Lo siento pero ya no me apetece verte.
- Pero no seas así...
- No te lo tomes a mal.
- Mujer...
- Lo que pasa es que antes estaba enamorada de ti, pero ahora ya no.
- Por quince minutos.
- Por quince minutos y la excusa del tráfico.
- ¿Y te parece suficiente para dejarme tirado?
- Este es el mundo adulto, chaval.
- No te puedo creer.
- Mira, antes cuando era joven estaba enamorada de la misma persona durante años. Pero ahora, el mundo ha cambiado, todo va mucho más rápido, me he hecho mayor, he tenido un montón de desengaños y mi enamoramiento dura minutos, a veces segundos. Una pequeña decepción, un gesto, una mueca y ¡pluf! dejo de estar enamorada.
- Normalmente soy puntual.
- Mira, si te sirve de consuelo, si hubieras sido puntual también me hubiera desenamorado de ti.
- ¿Por qué?
- Haces demasiadas preguntas.
- Está bien. Podemos ser amigos...
- Imposible.
- ¿ Y eso?
- Como comprenderas, por mi manera de ser ,ya tengo un montón de amigos (casi no doy abasto). Además yo estoy buscando el amor verdadero, lo demás no me interesa.
- ¡Ostras!
- ¿Qué?
- Haberlo dicho antes.
- ¿El qué?
- Lo del amor verdadero.
- ¿ Y eso?
- No, porque a mí eso no me va. Yo escapo de los compromisos y odio la fidelidad y ahora no es mi momento para historias de larga duración. Quizás en otro momento, más adelante.
- No es la primera vez que oigo esto.
- ¿No? A mi me parece la mar de original. Además antes lo pensaba pero no lo decía. Ahora he madurado y me atrevo a decirlo.
- Bueno, me tengo que ir.
- Pues nada que tengas mucha suerte.
- Lo mismo digo.
- Lástima que no hayamos follado.
- Es cierto, es una lástima que no hayamos follado.
(se besan)
- Adiós.
- Adiós.