jueves, 19 de mayo de 2011

Conversaciones con mi pene (IV)



Llamo. Espero. Ella NO contesta y cuelgo el teléfono. Me dispongo a llamar de nuevo.
De pronto oigo una voz de pito. ¿Quién me habla? ¡No! ¡No puede ser! Es otra vez mi pene:

- ¡No insistas!
- ¿Te he pedido tu opinión? Metomentodo.
- ¿Has visto nunca un pene que no intente meterse en todo? (se ríe)
- No tiene gracia.
- No la llames más.
- Mira, colgajo desgraciado, necesito hablar con ella.
- Por eso te digo que no la llames.
- ¿Si no la llamo como voy a hablar con ella?
- Psicología inversa.
- Cállate.
- Para convencer a alguien solo tienes que darle la razón.
- Claro. No la llamo y así podré hablar con ella.
- Exacto. Ella te llamará. Nadie se escapa si no le persiguen. A igual que no se persigue a nadie que no se escape.
- Ella no se esta escapando de mí.
- Es lo que te digo, entonces no la persigas.
- Me estás liando. Joder. ¿Por qué no cierras el pito?
- La indiferencia es el más grande de los afrodisiacos.
- Tus frases están un poco sobadas.
- Pero son ciertas.
- Y ahora es cuando me cuentas una teoría.
- Exacto. El mundo avanza gracias al conflicto. Luz, sombras. Sal, azúcar. Mete y saca. Todo se complementa. Haz el contrario y recibirás las cosas de frente. Basta que tengas que trabajar para que todo el mundo quiera ir de fiesta. Basta que tengas el día libre para que nadie te llame con ningún plan. El día que llevas la peor ropa interior es el día que conoces a alguien y te propone sexo. Cuando robas, en plan descarado, no te pillan pero si disimulas, te pillan de lleno. Si coges los condones, esa noche no follas. Si limpias el coche, llueve. Si no esperas nada, te pasa de todo. Si persigues...
- ¡Vale! ¡Lo admito! Tienes razón. Pero... no puedo... no puedo racionalizarlo todo. Me gana el impulso. ¡Voy a llamarla porque la quiero con locura y con todo mi corazón! ¡Puede que ahora esté follando con algún negro de rabo kilométrico! ¡¿Lo entiendes?! ¡¡¡¿¿¿LO ENTIENDES???!!!
- Todo el mundo asocia el amor con la locura, el impulso, la sangre y el corazón. Todo el mundo piensa que eso es lo correcto y convierte el amor en un bonito atenuante para un juicio de crimen pasional. La gente sigue amando impulsivamente y así les va. Todos se la pegan. ¿Por qué el amor no se asocia al cerebro? ¿Por qué "pensar" es lo contrario de "amar"? Un cerebro con una flecha clavada podría ser un fabuloso símbolo del amor. A lo mejor si utilizarás la psicología inversa...
- ¡Cállate! ¡¡¡CALLATE!!! Maldita micropicha, qué te parece si te meto en un enchufe. Para probar.
- Pero...
- No te asustes. Será como un "electroshock" sexual. Tiene buena pinta.
- ¿No hablarás en serio?
- Si no callas tu boca te aseguro que hablo en serio.
- No es justo.
- Silencio.
- Pero...
- ¿220voltios?
- Ya me callo.
- Así me gusta.

(silencio)

Descuelgo el teléfono. Marco por enésima vez su número. Espero. Se oye la señal pero NO contesta. Cuelgo. Oigo a mi pene suspirar junto a mi suspiro. Enciendo el clásico cigarrillo depresivo. El silencio y el humo lo llenan todo.



Ilustración de Peter Ink