lunes, 28 de diciembre de 2009

viernes, 18 de diciembre de 2009

Dentro (microrelato romántico V)


Ella se retuerce como una corteza en aceite hirviendo. Su boca espira el hálito cálido de su cuerpo. Le abro las piernas con fuerza y sus labios se separan dejando su sexo abierto. Sonrosado. ¡Fucsia!
Mi polla apunta como una brújula hacía el Norte de su intimidad. La nota de nuestras miradas cruzadas queda sostenida en el aire hasta que ella me da el lujurioso y desesperado permiso: un microgesto en la retina de sus ojos. Alargo el deseo: Cuento hasta tres e introduzco mi p....
Un portazo interrumpe la secuencia. Levanto la vista (mis sentidos se agudizan siete octavas y el vello de mi cuerpo se crespa en la misma dirección).... ella dice con pavor: -!Mi marido!- La sangre se me escarcha, y mi polla pasa de ser un pilar a convertirse en pilila.
¡Maldigo los vivos! ¡Dios creador! ¿Por qué me metes en una situación tan patética?
-¡Escóndete!- me dice ella exaltada.¿ Pero...?- ¡Escóndete o te matará!-
La primera idea (la misma que se te hubiera ocurrido a ti) es esconderme en el armario pero no hay armarios en esta habitación, luego pienso en esconderme debajo de la cama pero, curiosamente, se trata de una cama canapé, pienso en salir por la ventana pero recuerdo enseguida que estoy en un sexto piso...
Los pasos de su marido ya están detrás de la puerta del dormitorio. Puedo ver la sombra de sus pies por debajo de la rendija. El pomo de la puerta empieza a girar...Ella se acerca a mí y me susurra nerviosa:- Aquí, escóndete aquí.- La entiendo en el momento que me señala su vagina. Al principio pienso que aquello es una estupidez... pero cuando veo la puerta entreabrirse, cuando me veo muerto a manos de un marido celoso, cuando veo que pierdo la vida en una situación tan poco original (y yo soy un tipo original de eso no cabe duda) me doy cuenta que no tengo otra alternativa. Ella abre su sexo con ambas manos y yo me introduzco dentro.

Al principio no quepo... pero con un pequeño esfuerzo enseguida paso a su interior.La oscuridad me envuelve y tranquiliza mi gesto aterrorizado. La verdad es que el sitio es muy agradable: paredes rosadas y un punto perfecto de húmeda calefacción.
El mundo exterior se ha convertido en un lejano rumor y la carne me arropa en un encaje perfecto. Un extraño sentimiento familiar que me remite a un mundo infantil me sosiega y me adormece. Escucho el latir hipnótico del cuerpo que me da cobijo, pum, pum, pum, su compás me traslada poco a poco a otra galaxia y desaparezco sin sentido ni consideración...

Despierto. Han pasado unas horas.El silencio es reconfortante. Decido sacar la cabeza al exterior. Sigo en la cama. Ella y su marido duermen. Salgo del todo, con un sonoro ¡BLUUP! que casi despierta a su dueña. Me incorporo. Estoy empapado de liquido amniótico. Les miro. La pareja duerme plácidamente; él sonríe, ella le coge la mano con ternura. Me siento algo culpable de haberme acostado con ella... de repente me flaquean las piernas. Me caigo encima de la moqueta. En un acto instintivo, balbuceo y empiezo a llorar con pequeños espasmos, desamparado, hambriento, solo...
Una mano me acaricia la mejilla y me reincorpora del suelo. Ella se ha despertado y ahora me coge en brazos y me aprieta contra sus pechos. Nunca un abrazo me había sentado tan bien. Luego me lleva al baño, me mete dentro de la ducha, comprueba la temperatura del agua con sus manos y me lava pacientemente... me enjabona el pelo con mucho cuidado para que no entre champú en mis ojos, me levanta los brazos para limpiar mis axilas y frota con despreocupación mi entrepierna, mientras tararea flojito una dulce canción infantil sobre un niño que se hace amigo de un dragón. Con agua tibia me aclara y con una toalla, suave como el lomo de un corderito, seca con abrazos mi cuerpo y mi pelo. Después me viste en silencio, me peina con la ralla al lado y me da un beso en la mejilla. Abre la puerta de la calle y se despide de mí, primero con un beso y después energicamente con la mano. ¡Adiós mi niño! ¡Adiós!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Bridget Jones

Aunque tengas flexibilidad articular
y una lengua de treinta centímetros...,
luego dices:
"No me mires el trasero cuando vaya al baño."
"No te rías de mí si te digo que tengo un conejo."
"No te vayas aún siempre nos queda otro bar."
Es tarde
y las parejas chonis se pelean en la parada del taxi
escupen y gritan al límite sus venas de pavo real;
a los dos nos entran ganas de llorar pero
tú lo dices
y yo me callo.

Sólo pides amor verdadero
¿Dónde habrás aprendido esas cosas?
Me coges la mano suavemente y confiesas
que no puede apretar ni un poco más;
besas a traición y me preguntas:
"¿He sido yo quién te ha besado?"

"Me da igual si un hombre no quiere estar a mi lado
lo único que quiero es que cuide de mi hijo."

Ahora que estamos los dos en el mismo taxi
me doy cuenta de que vamos en direcciones opuestas.
Puedes ir mucho más lenta, más tranquila
para construir un hogar lleno de niños que borren
el terror que hay en tu cara cada vez que te sientes vieja
y sola.
El aire gélido corta en lonchas mi gesto veloz
el suelo me golpea con la rabia de lo inamovible
y ruedo por el asfalto al ritmo de un tambor
tres palmadas en los huesos, alguna en la chaqueta
rayas de sangre
y
la certeza redundante
de que saltar de un taxi en marcha
ha sido la mejor solución
para los dos.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Diario de un zumbado

Hoy he puesto Coca-Cola Zero en mi motocicleta y me he bebido 3 litros de gasolina. En el taller me han dicho que lo mío no tenía solución.

martes, 8 de diciembre de 2009

La Revolución


En los rincones mas recónditos de la mundanal existencia humana existen pequeños momentos en los que la providencia envía enormes señales de sabiduría.

Al devolver un videojuego de alquiler, en una tienda de la multipoderosa franquicia GAME, el encargado me pide que le abone 6euros. Me quedo algo confuso pues en realidad le debo 4euros. (fíjense en lo trivial de la situación y en lo miserable de los números).
Le digo, con buenas palabras que me temo que se equivoca. El recalcitrante dependiente (cuerpo-recipiente dónde se esconde un mentor sabio entre sabios) me advierte que me tiene que cobrar el Domingo. Yo le advierto que el Domingo la tienda está cerrada y que no hay manera humana de devolver el juego (quizás la instalación de un buzón bla bla bla....). El encargado con santa paciencia me escucha para finalmente decirme con sequedad y precisión quirúrgica la siguiente frase:
"Puede que sea injusto, pero es correcto." Es decir, puede que sea injusto... pero estas son las normas de la casa y nadie te está cobrando de más. La aguja cae al suelo, el niño rompe a llorar, la espada sesga el talón de Aquiles y las partículas chocan en plena aceleración cuando el genoma humano rima en consonante. Puede que la insipida anécdota del videojuego oculte por completo la grandeza de este momento en el que se me revela (a mí, pobre mortal) la flor de lis del funcionamiento de nuestro mundo.
Reflexionemos. Cuando Dios, Cristo y el Espíritu Santo sean llamados a sentarse en el banquillo de los acusados por sus crímenes cometidos contra la humanidad el abogado defensor les exculpará con la misma frase:- "Puede que sea injusto pero es correcto."- Enorme y sacrosanta definición del mundo. Explicación racional, clara y perfecta de todo lo que nos envuelve. El mundo, en realidad, se soporta enteramente bajo este axioma incontestable. La naturaleza es injusta pero correcta. El tiburón se come a la simpática sardinilla, el león se come a la grácil gacela, la mosca muere aplastada por la enorme oreja de un gigantesco elefante, los pollitos son devorados por el lobo.... etc...etc...
Pero, ¿qué pasa con los humanos?
El mundo humano también está sentenciado por la misma sentencia: "Injusto pero correcto". Los pobres se comen a los ricos, los justos pagan por pecadores y el crimen se organiza para vencer... Poderosos que subyugan a los menos-poderosos, menos-poderosos que subyugan a los miserables, miserables que subyugan a los raquíticos y raquíticos que se mueren de hambre.-¡Sonría!- dice el dependiente mientras me fijo en las comisuras de sus labios con restos de antidepresivos en forma de saliva blanca. "¡Es injusto, pero es correcto!".
¿Cuantos crímenes atroces ha perpetrado la humanidad bajo el blasón de este lema? ¿Cuantas personas han visto perder sus cosechas, sus familias, su propia vida bajo la lógica aplastante de esta oración singular. Policías, verdugos, jueces, bandidos, señores feudales, poderosos, empresarios, jefes, encargados, ministros y diputados se han lavado la boca con esta máxima que encabeza el monstruo de la libertad democrática de nuestro mundo moderno. Gracias a ella el hombre ha construido fronteras, edificado estratos, pirámides y niveles, en los que algunos tienen y otros no , en los que algunos mandan, viven, ganan, comen y rebañan el plato y otros.... otros NO. Ya se sabe; injusticia correcta enquistada.

Le digo al dependiente que se vaya a la mierda y que le folle un pez. Me dice que no hay para tanto. No tengo ninguna posibilidad. Las normas están escritas y son clarísimas. Le pago los dos euros de más y me marcho regañando los dientes.
Salgo a la calle. Fustrado. Engañado. Cabreado. Consternado. Pienso en la revolución. En la lejana revolución. En la incapacidad de luchar por algo. Y me doy cuenta que en el fondo hemos dejado de luchar porque no hay nada contra lo que luchar. Y no hay nada contra lo que luchar porque todo está correcto. Esa es la trampa. Correctísimo. Perfecto. Sin problemas.
Pero, mierda, la luz del sol ciega mi escuálido intelecto y mis entrañas caen al suelo como un ovillo... no puede ser: Africanos que mueren ahogados en las costas de nuestro país, víctimas colaterales del terrorismo armado, estudios, hospitales, comida, medicinas inalcanzables para muchos que no tienen la suerte; empresarios explotadores, chulos, mafias, criados (¡si! criados), machistas, hombres con más dinero que un país entero, sueldos raquíticos en empresas gigantescas, niños explotados, obligados, esclavizados, presupuestos desviados, enchufes, comisiones, favoritismos, malversaciones, fraudes politizados, el poder para el que muerde y Todo injusto pero correcto.
Me levanto, doy media vuelta y entro en la tienda, cojo al dependiente por la solapa y le digo muy cerca de su cara: "¡Capullo! Si es injusto no es correcto" "Si es injusto no es correcto!!!!!!!!","¡¡¡SI ES INJUSTO NO ES CORRECTO!!!"

domingo, 22 de noviembre de 2009

"fácil"

Giro los ojos hasta poder ver mi propio cerebro.
En un restaurante los cerdos comen piernas humanas.
Si le das la vuelta a una cucaracha verás el señor que hay dentro.
La visita del papa al proctólogo no fue del agrado de Jesús.
En el entierro del ventrílocuo los muñecos lloran desconsolados.
Una rata persigue un circo de pulgas dentro de mi ropa.
Los objetos me toman el pelo cuando no les miro.
Se burlan de mí.
Sin querer engullo mi lengua. ¡Glup! Y ya no la puedo recuperar de mi estomago.
Soy un pixel de una imagen de Dios.
Y mientras Laura Bush y George Bush hacen cucharilla.
Sólo consigo recordar la cara de quien NO besé.
Quizás no debería aprovechar tantas veces los mismos calcetines.
Ni usar un sacabocados para que me hagas caso.
y...
relajarme,
bajar los ojos, mirar al frente, y ver que en realidad todo es más
fácil.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Serial Killer


Aún recuerdo el momento. Metí a las pobres criaturas en una bolsa y la cerré con un nudo doble. Dentro se oían sus gritos desgarrados. Bajé a la calle escondido en la alevosía y la nocturnidad. Tiré la bolsa en un container de la esquina. Cerré la tapa y me fui corriendo sin mirar atrás. Cuando subía las escaleras de casa me sentía como un fratricida, un desconsiderado sin sentimientos. Habíamos pasado tiempos muy buenos y ahora las abandonaba , a su suerte,en un cubo de basura.
Volví atrás corriendo para recuperarlas... pero un gigantesco camión deglutía en sus tripas a las pobres víctimas que lloraban y gritaban aterrorizadas mientras eran despedazadas, aplastadas y trinchadas a sangre fría.
Al volver a mi hogar, miré mi estantería vacía. Me sentía solo y desamparado. Había acabado con todos mis VHS.
No era la primera vez que cometía un holocausto de tamañas proporciones. Mis diskettes (llenos de juegos) de 3,5 pulgadas, mis cassettes (llenas de música) y mi inseparable PC portátil con dos megas de ram y Windows 85 habían corrido la misma suerte.

No he vuelto a pensar en ello hasta hoy. Comprando DVDs en el Fnac descubro que la estantería de películas en (flamante) Blu-Ray ha crecido tres veces en tamaño respecto a la semana anterior. Me horrorizo y compro (para sentirme mejor) algunos Dvds con caja metálica y edición especial, aunque, en el fondo de mi ser sé que volveré a matar. Tarde o temprano el "Blu-rai, hache dé", el desarrollo industrial y mis ansias consumistas me obligarán a hacerlo.

viernes, 23 de octubre de 2009

¡Pastillas! (microrelato romántico 4)

Las luces estroboscópicas parpadean al ritmo de un bajo demoledor. Las pastillas que me dio aquel zumbado son buenas, tienen un corazón grabado en una cara y son de color rosa, su sabor amargo me lanza contra la bola de cristales que dispara mi reflejo por toda la pista. Bailo a muerte y muero bailando.
De repente, mis globos oculares estallan de éxtasis al contemplar una Diosa: Ella; se mueve como una maniaca en el centro del meollo. De un gesto me mira y me petrifica. Sus parpadeos empiezan en el cielo y acaban en el infierno. Me deslizo de rodillas hasta el borde de su falda y bailamos al ritmo de los miles de satélites que retransmiten el momento. Ella echa hacia atrás su melena y cogido a sus pechos le muerdo el cuello. El escenario cambia y caemos encima de mi cama deshechos por la pasión. Mermelada de sexo, besos y espasmos. Mi rabo fuerte y duro como una piedra la penetra logrando distancias negativas que nos vuelven locos de remate. Sus gritos despiertan la triste ciudad cuando nuestro orgasmo nos permite flotar a tres palmos de mi cama. La electricidad abrasa nuestros cuerpos y después de compartir las galaxias en un clímax brutal; caemos a peso, encima de la cama, desarticulados, agotados, casi muertos.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, la veo. Tiene la boca abierta y ronca... un hilillo de baba cae encima de la almohada. Su maquillaje ha desaparecido, sus pestañas postizas son ahora una araña aplastada y su pelo se ha convertido en un marañoso estropajo. Aparto un poco la sábana y me encuentro con la dura realidad. Un cuerpo ajado por el tiempo, lleno de estrías y acumulaciones grasientas fruto de un carácter neurótico obsesivo. Sus pechos caídos de lado hubieran dado a Newton la mejor pista sobre la gravedad de la gravedad.
Salgo de la cama y me dirijo al baño. Me miro al espejo. Mis ojeras me llegan a las rodillas y mis labios están cortados. El pelo alborotado ya no disimula mi calvicie. Mis dientes amarillos han derrotado a todos los dentistas. Suspiro. Nunca he sido guapo, está claro. Mi barriga cervecera no se notaría tanto si no fuera porque estoy encorbado como un abuelo. ¡Dios! ¡Creo que tengo tetas!
Me siento en la taza del wáter con las manos en la cara atrapado en el feísmo más radical, pienso en la muerte como solución estética.
Luego salgo del baño, cojo cuatro pastillas-corazón; me trago un par; machaco dos más en un un mortero y las diluyo en un vaso de agua... Entro en el dormitorio y despierto a mi amante. Ella me mira como un animalillo herido, sabe que estoy viendo la verdad porque ella ve mi verdad. -¿Quieres un poco de agua?- Le digo con una sonrisa agria que poco a poco se convertirá en lujuria.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Hubo un tiempo que podía tocarte sin pedirle permiso a Satán.

.
Cuando te miro caminar con los brazos colgando, derrotada por el esfuerzo vital,
me identifico contigo.
Cuando te ganas y brillas como una niña pequeña que ilumina
de rincón a rincón,
respiro tu existencia
y....
me sobresalta el impulso de traicionar la prohibición universal que me impide meter la cabeza
en las fauces del león.

Entonces...
Mi única solución es sorber el veneno para no escupirlo jamás.
Y morir en el intento.
¿Por qué? La otra solución: abrazarte y llorar en tu regazo, haría chocar los planetas,
y las placas tectónicas que soportan el frágil equilibrio de tu tierra y la mía, desfallecerían,
y seríamos engullidos por el caos y la desesperación.
Sin exagerar.
Todo, por un toque de tu piel
se queda allí, en esa dichosa distancia:
tan lejos, tan cerca
tan cerca, tan lejos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Sexo

El amor dilata.

viernes, 2 de octubre de 2009

Falsa alarma (microrelato)


Amanece. Me cuesta despertarme. Hace frío y me duelen los huesos. Daría mis muelas por no tener que salir de mi mullido, cálido y confortable útero de sábanas y mantas. .¿Qué día es hoy? No tengo ni idea. Mi cabeza se pone en marcha lentamente como un ordenador antiguo. Es invierno, eso está más que claro. Me aprieto contra mi amigo edredón , puedo escuchar el crujir de sus plumas en su interior. De repente, recuerdo la fatídica realidad. ¡Dios! ¡No! Hoy es Navidad. ¡Hoy es Navidad! ¡Qué pereza! No quiero que sea Navidad. Me agarro a mi almohada y la aprieto con tanta fuerza que al final se queja. 25 de Diciembre.
No quiero escuchar villancicos, recibir regalos, comprarlos, ni ver anuncios de juguetes, ni hacer cola en el Fnac... no quiero estar en casa de mis recalcitrantes padres, ver pesebres llenos de musgo podrido, ni esnifar esa mierda blanca que se pone en los cristales para que parezca que ha nevado... El olor apestoso a turrón de melancolía me aprieta el cuello, se convierte en un moco y creo que voy a....
¡Un momento! Saco el brazo del fondo de mi edredón polar, la atmósfera es cálida...¡Qué raro! extiendo el brazo hasta mi mesilla para alcanzar como un bastón de ciego mi reloj Casio de 18 euros. Entreabro un ojo y miro la hora: Las 14.45. ¡Uf! No tendría que haberme tomado ese último Sex on the Beach . ¿Y la fecha? Mmmmmm.... Sábado 3 de Octubre. Mi brazo cae a plomo encima de la cama. Cierro los ojos. Sonrío. Disfruto del momento. Un estado de relajación tántrica se apodera de mi. ¡Es tan rica! No es navidad. Eso está bien. Muy bien. Gracias Dios. La vida me sonríe.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Diario de un zumbado

Hoy he puesto Coca-Cola Zero en mi motocicleta y me he bebido 3 litros de gasolina. En el taller me han dicho que lo mío no tenía solución.

jueves, 24 de septiembre de 2009

La cucharilla. (Microrelato Romántico 3)



Tras cinco años de relación Carlos y Ana se separan. Ella quiere cambiarle y él no la escucha. Después de millones de discusiones, reproches y numeritos, un día se dan cuenta que no quieren estar más tiempo juntos. Él se va a vivir a un apartamento y ella se queda con la casa.

Para Carlos lo peor son las noches. Está acostumbrado, incluso después de alguna tremenda discusión, a dormir pegado a ella, abrazarse a su espalda como una lapa, encajarse contra su mullido trasero y trenzar sus piernas con las de su mujer, quedando tan juntos como dos cucharillas de café guardadas una dentro de la otra. Asi, protegidos, a salvo del abismo, dormir cómo dos náufragos cogidos a una boya en un mar tormentoso...

Pero ahora está solo. Tiene miedo. El nuevo apartamento hace ruidos extraños, la noche se presenta negra, solitaria, llena de peligros y pesadillas y anhela con todas sus fuerzas la salvación del calor humano.
Está tentado de llamar a su mujer. Suplicarle simplemente que duerman juntos. Sin sexo, sin conversaciones, sin nada de nada... sólo un abrazo en cucharilla.

Por la mañana, Carlos, deambula por la lluviosa ciudad. Perdido, entra en unos grandes almacenes dónde uno siempre puede encontrar el consuelo de cualquier mal. Carlos pasea por la sección de regalos. Algo le llama la atención. Se anuncia con un expositor de colores: "Cucharilla Pilow". ¡No puede ser! Una almohada en forma de mujer o de hombre que sirve para dormir como si estuvieras pegado a la espalda de alguien. ¡Qué horror! ¿Quién es el desgraciado que se compraría semejante barbaridad?
- Hola, ¿Le puedo ayudar? - Le dice un empleado de sonrisa perpetua y corbata almidonada. - No, sólo estaba mirando....- Contesta Carlos avergonzado de hablar con alguien al lado de un producto tan humillante. El vendedor insiste:- Fíjese, directamente del Japón, una maravilla. Tiene el tacto de una mujer, es moldeable y sale tirada de precio. - Carlos le interrumpe: - Perdone pero no estoy interesado en... en.... esta salvajada...- El dependiente no se da por vencido:- No se confunda. No es una muñeca hinchable. No es un juguete erótico. Es simplemente el compañero ideal de las noches solitarias. Se puede plegar y se puede llevar de viaje e incluso se puede compartir. Sí, por fin el que da la espalda también tiene una espalda dónde agarrarse. -
Carlos se marcha indignado - ¡Por favor! -

Fuera en la calle sigue lloviendo; para Carlos es sólo una representación mental de su estado de ánimo, por eso no lleva paraguas. Cuando llega a casa está empapado de tristeza. Carlos se mete en la cama en posición fetal y se agarra con fuerza contra su almohada. Llora. ¡La echa tanto de menos! Decide llamarla, contarle todo lo que siente. Al sexto tono ella le contesta: - ¿Diga?- su voz le recuerda la cruda realidad, todo lo que les ha separado: Los gritos, los reproches, el mal humor, las discusiones.... Carlos, sin decir nada cuelga. En la ducha el agua congelada despeja su cabeza. Esta claro. En realidad no la echa de menos... lo único que echa de menos es dormir en cucharilla. Son las tres de la madrugada...
A las nueve de la mañana el día no ha levantado sus colores por culpa de la tormenta. Carlos , sin haber dormido, llega al centro comercial y compra la almohada en forma de chica. El dependiente le sonríe engreído pero Carlos se traga su orgullo. Cuando se marcha oye como el comerciante le grita: -¡Se acabó aguantar a alguien que no te gusta para no dormir solo! - Carlos se gira indignado y el dependiente le sonríe diabólicamente.
Por la calle la gente le mira entrometida mientras Carlos se apura en tapar las fotografías que delatan el contenido inconfesable de la caja, una enorme caja que contiene el consuelo, y la salvación....
Una vez en casa, Carlos se desviste, prepara la cama, baja las persianas, saca la almohada de su envoltorio y sin mirarla (para no romper el hechizo) se acuesta con ella.
El producto es de calidad. La almohada tiene un tacto suave, cálido como de piel humana, sus articulaciones son casi reales. Carlos se enreda por detrás y se aprieta con fuerza. En el exterior la lluvia cesa, un rayo de sol se filtra entre las nubes y se cuela por las rendijas de la persiana pero Carlos ya duerme plácidamente cómo si acabara de nacer.

A varias manzanas de allí, la misma luz despierta a Ana , la ex-mujer de Carlos, que se levanta y guarda en el armario una versión masculina de la almohada humana con la que ahora puede dormir tranquila y sola.


Para Sarita, para celebrar que todo ha salido bien.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Una mañana difícil. (microrelatos imposibles I )

Carlos Campos llega a la oficina quince minutos tarde con un aspecto terrible. El Jefe, indignado, requiere su presencia. Carlos acude a su despacho totalmente despeinado, con su traje arrugado y la corbata sin anudar... - Tome asiento - le dice el jefe y acto seguido empieza su discurso: - Sr. Campos, esto no puede ser. En esta empresa la puntualidad es un valor que tenemos muy en cuenta. Su aspecto deja mucho que desear. Espero que esta falta tan grave no se repita.... -
Carlos le interrumpe con un gruñido. Su Jefe le mira extrañado. Repentinamente Carlos sufre un brusco espasmo que casi le tira de la silla. - ¿Se... se encuentra usted bien? - le pregunta el Jefe asustado. Carlos no puede contestar, su garganta está bloqueada y no puede respirar pero utilizando gestos le dice a su jefe que se encuentra de maravilla; este carraspea y se dispone a seguir sin darle más importancia: - Pues lo que le decía, en esta empresa... - El siguiente espasmo de Carlos es todavía más fuerte y difícil de disimular. Carlos golpea la mesa con sus piernas y hace caer algunos objetos, un marco con la foto de la esposa del jefe, un pisapapeles con el "logo" de la empresa, un "souvenir" de la torre de Pisa... La cosa se esta yendo de madre y a Carlos le sobreviene una arcada que le deja unos eternos segundo con la boca abierta. El jefe pulsa un botón de la mesa y habla a un intercomunicador: - Teresa, puedes traer agua, es urgente.- Carlos se repone y pide excusas asfixiado. - ¿De verdad se encuentra usted mejor?- Carlos, rojo como un tomate asiente con la cabeza. Teresa la secretaria entra con una bandeja con una jarra de agua y algunos vasos. Cuando se dispone a dejarlos en la mesa, Carlos se levanta de golpe y se golpea con ella. La bandeja cae al suelo, la jarra y los vasos se rompen estrepitosamente. Carlos se apoya en la pared y con gran esfuerzo empieza a vomitar algo sólido. Su boca se abre espantosamente para dejar paso a algo enorme que sale de su cuerpo. La secretaria, asidua amante del jefe, se agarra a la espalda del jefe que la protege con su cuerpo. Carlos, entre jadeos y regurgitaciones arroja fuera de si un enorme trozo esponjoso lleno de babas. Sin aliento, Carlos se desliza por la pared hasta quedarse en el suelo agotado y avergonzado. Cuando el jefe y la secretaria se acercan a la extraña forma que Carlos ha vomitado , descubren atónitos que se trata de una almohada individual, seguramente del Ikea, con su funda de color beige y su blonda azul marino. Carlos les mira desde el suelo con los ojos llorosos y la cara enrojecida por el esfuerzo. Arrepentido y con un hilillo de voz logra decirles: "Intenté no llegar tarde.... pero fue imposible."


Inspirado en un fragmento de un guión (que no tiene nada que ver) escrito por Sergio Sánchez y J.A.Bayona.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Faces

Es fácil. Pones aceite en una paella y enciendes el fuego. Te embadurnas la cara con harina, preferiblemente harina de galleta mezclada con huevo. Luego pones la cara en la paella durante unos minutos hasta que quede doradita. ¡Alehop! Eres el hombre croqueta. Las chicas se vuelven locas. Te encuentra atractivo, cool y crujiente. Todas quieren pasar la vida contigo. Algunas incluso te quieren comer la cara. Si eso ocurre, tu calavera se queda a la vista. Pero eso también mola mazo. A todo el mundo le gustan las calaveras. Ahora tu cara combina como nunca con una chaqueta de cuero negro. En las discotecas, la luz de neón resalta el fósforo de tu cráneo y nadie se atreve a llevarte la contraria. Puede que a tu padres no les guste tu nuevo look, seguro que han leído cosas muy malas sobre las calaveras, pero para ello puedes enrollarte una venda de farmacia, conjuntarla con unas bonitas ray-ban polarizadas y hablarles de un injusto accidente con un conductor borracho que se echó encima tuyo a 200km por hora. Puede que se apiaden de ti y te paguen una operación para que un médico alcohólico te injerte una careta de Mickey Mouse que te servirá para encontrar trabajo en fiestas de cumpleaños infantiles o en orgías con gente de la clase más alta de tu ciudad. No obstante, puede que a tu novia no le guste fornicar con un ratón antropomórfico y entonces tendrás que cortar con ella y buscar una chica que te quiera tal y como eres (ahora) sino siempre puedes optar por la cirugía estética para que te pongan la cara de Goofy. Ya sabes, a las chicas les vuelve locas, casi más que cuando llevabas el look croqueta.

jueves, 27 de agosto de 2009

Microrelato romántico teatralizado. Acto 1. Tomeo y Violeta.


Acto 1. Se abre el telón. Noche. Balcón de la bella Violeta. En la ventana hay una tenue luz. Tomeo aparece por detrás de un matorrales dónde se hallaba escondido.

TOMEO: (dirigiéndose al público) ¡Joder! ¡Me cago en la puta! ¡Cómo me aprietan las mallas de los cojones! Esto me pasa por seguir la maldita moda Florenciana. ¡Y qué bochorno de noche! ¡Vaya calorazo! Y Violeta como siempre, haciéndose esperar. Venga a meterse polvos y polvos en la cara. Los polvos me los tendría que meter a mí, ¡Joder! ¡Si es que lleva más de una hora esperando aquí, como un "tontolaba". A ver... (susurrando)¡Violeta! ¿Mi amor?

VIOLETA: (desde el foro y susurrando) Ya voy amado mío....

TOMEO: (dirigiéndose al publico) ¡Joder! ¡¡Qué tardona! ¡La muy perra! Si es que esto es una cagada de órdago. Voy a pillar seguro. Esto me pasa porque me flipa todo lo prohibido. Basta que me digan que una cosa no se puede tocar que !ZAS! pierdo el culo por tocarla. Si es que soy un puto caso. ¡Esto va acabar fatal! Lo veo venir... Si se entera mi viejo que me intento cepillar a la hija de un Frasuleto.... se arma la de Dios.... me arranca los cojones de cuajo... con lo que le fastidian los Frasuleto... ¡Ay!.... (silencio reflexivo, se oye un buho a lo lejos) ¡Pero es que está como un queso la muy guarra! ¡Esas tetazas y ese culo y la boca de comer pollas que flipas! Tiene pinta de chuparla de "lux". ¡Joder! ¡Qué calor! Putas mallas...
Voy a insistir. (susurrando) ¡Violeta...!

VIOLETA: (desde el foro y en voz baja) Ya voy mi amor....

TOMEO: ¡Qué paciencia hay que tener! Dios. Pero está noche me la follo. Lo juro por lo más sagrado. Me la follo fijo. (Se pone a cantar y a bailar obscenamente) "One, two, three, four, uno, dos, tres, cuatro... I know you want me..."

Violeta sale al balcón. Tomeo calla, le saluda con un gesto cortes y sube por la enredadera para quedarse cerca de Violeta.

TOMEO: ¡Oh! Bella doncella, qué alegría palpita en mi corazón. Vuestra presencia ilumina esta noche sin luna.

VIOLETA: Disculpad mi retraso. ¿No os habré hecho esperar....?

TOMEO: ¿Esperar? Podría esperar la vida entera si al final, la recompensa fuera contemplar vuestro rostro un segundo nada más.

VIOLETA: ¡Oh! ¡Encendéis mis mejillas con palabras tan generosas!

TOMEO: Generosa es vuestra belleza... que hace desfilar los tambores que suenan en mi corazón...

VIOLETA: (le interrumpe) ¡Oh!¡ Mi padre.... esconderos!

Tomeo baja por la enredadera y Violeta vuelve a entrar en su estancia.

TOMEO: (contraído) ¡Me cago en Satanás! ¡Puto padre de los cojones! ¡Esto es un coñazo! Pero... mira que esta buena la cabrona. Para mojar pan. Le comía todo ahora mismo.

VIOLETA: (apareciendo en el balcón) Mi amor.... tenéis que iros... ¿quedamos mañana a la misma hora?

TOMEO: (vuelve a subir la enredadera y habla casi sin aliento) Vivir sin ti es como estar muerto, así que dejo en tus labios mi vida que mañana volveré a buscar.

(Tomeo besa dulcemente a Violeta)

VIOLETA: Oh.... sois tan atento...vuestros besos son anzuelos en mi corazón.... (Violeta desaparece)

Tomeo vuelve a bajar la enredadera.

TOMEO: ¡Qué putada! Venga arriba y abajo... ¡Joder! Bueno..... "anzuelos en mi corazón", "mejillas sonrosadas".... Mañana si no está su puto padre.... follo seguro. La tengo en el bote, coño, eso está claro. (Relamiendose) ¡Joder!Tiene una pinta de ser anal que lo flipas.

Tomeo desaparece por el lateral.

Al cabo de un rato, en el balcón aparece de nuevo la bella Violeta. Se queda un rato con la mirada perdida. Suspira y dice:

VIOLETA: ¡Joder! ¡Qué bueno está el hijo de puta! ¡Vaya culazo! ¡Y vaya paquetazo que marca el cabronazo con esas mallas tan ajustadas! ¡Joder, que cachonda me pone!

Violeta suspira de nuevo y vuelve a entrar.

Se baja el telón.

Fin.

microrelato dedicado a la "bonica" María Magdalena.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Diario de una polilla (fragmento)

(...)Luz. Más luz... Por favor, más luz. ¡Luz! ¡LUZ! ¡Necesito luz! ¡Argh!¡Ah! La luz... me encanta la luz. Más luz. Luz. Me muero sin ella. La necesito. La quiero. Un poco de luz, porfavor, si puede ser. Luz. Luz. Luz. Exijo luz, ¡Joder! Lo mejor es la luz. Así... ahora... ah.... ¡La luz es todo! Luz. ¡¡¡Más luz!!! ¡¡¡Luz!!! (...)

viernes, 21 de agosto de 2009

Panacota

Un momento de felicidad en el presente
es una cuchillada de melancolía en el futuro.

jueves, 13 de agosto de 2009

Lo más profundo




Después del esfuerzo
a veces siento que no siento nada.
Tu mirada es un arañazo que pica.
Y te das media vuelta para que hable con tu espalda.

La habitación navega por el calor de la tarde.
No es que no me sienta bien...
sólo siento no sentirme mejor
y poder levantar el vuelo para desaparecer
contigo
de este mundo tan cruel.

Igual tenemos que seguir repitiendo
el hecho fundamental de entrar en tu cuerpo.
Es extraño
pero sólo eso me hace sentir libre,
feliz
y a la vez triste.

¿Será porque al final
lo más profundo es la piel?

miércoles, 12 de agosto de 2009

La infelicidad

Llevaba trece días caminando. El frió y el cansancio empezaban a destrozarle. Se sintió perdido y absurdo en aquella aventura.Pensó en su mujer y en la casa dónde vivía. Se imaginó plácidamente sentado en su sofá leyendo la prensa con el televisor encendido.
Su precioso amor descansaba a su lado mientras en la cocina un pavo relleno con ciruelas se cocía a fuego lento. Se paro en medio de la tundra y dijo a sus adentros: -¡Basta! Tengo que volver a casa.¡ Se acabó vagar por el mundo!-

Cuando volvió a casa, la calefacción le irritaba las orejas. El televisor escupía publicidad y el periódico sólo hablaba de cosas que ocurrían en otro lugar. La casa olia a carne cocida con ciruelas. A su lado, su mujer le sonreía forzadamente para disimular el tremendo aburrimiento que compartían. Se quedo con los ojos perdidos en el ficus de plástico e imaginó la tundra, la libertad, la aventura, el enfrentamiento con la propia naturaleza. Se levantó de un solo gesto y dijo a sus adentros: "¡Basta! Tengo que irme de casa. Se acabó...¡Voy a vagar por el mundo!-

Llevaba trece días caminando...

martes, 4 de agosto de 2009

Pregunta Darwiniana

¿Descendemos del mono o ascendemos del mono?

viernes, 24 de julio de 2009

Manual de técnicas sociales. Capítulo 1. La despedida a la Francesa.


Marcharse a la francesa. Una técnica ancestral que consiste en marcharse de una reunión social sin despedirse de nadie. El truco está en alejarse caminando hacía atrás como si usted caminara hacía adelante; una ramificación del famoso "moonwalking" que también sirve para colarse en las discotecas. El portero piensa que estas saliendo cuando en realidad estás entrando en el local. La gente piensa que llegamos a la reunión cuando en realidad la abandonamos con sigilo y disimulo.
Una vez que, gracias a la técnica "MichaelJacksoniana", uno se ha alejado lo suficiente del grupo, sólo queda parpadear tres veces seguidas a modo de despedida para así evitar el sentimiento de culpabilidad que a veces provoca la técnica gala.
Finalmente una media vuelta y la restauración del paso normal en dirección al hogar nos acercan definitivamente a la ansiada libertad social o soledad humana. Este es, en realidad, el momento más peligroso de la operación, pues es el momento en que alguien (normalmente un hambriento ser social sin escrúpulos) puede percatarse de que uno se esta yendo con ligereza gabacha y eso es un acto descarnadamente absurdo para los que viven en comunidad perpetua, alimentandose de "jajajas" ,"holaquetales" y "comovatodos". Dicho ser intentará por todos los medios que entremos en razón y sigamos compartiendo nuestra existencia en sociedad; sus estrategias son variadas: nos tratará de aburridos e insípidos para que le divirtamos gratuitamente, alegará que nuestra compañía es indispensable (lo cual puede ser cierto), recurrirá al chantaje emocional e incluso al chantaje con alcohol, narcóticos, sexo... Todo ello para hacernos cambiar de opinión. Es posible que al no tener del todo claras las virtudes de abandonar momentaneamente la vida social y por culpa de la flaqueza humana que define al hombre (y a la mujer), nos quedemos, en contra de nuestra voluntad, en un sitio dónde no nos queremos quedar.
Por lo tanto uno tiene que mirar por la nuca y por las orejas (lo que se llama científicamente una mirada de 360º o perimetral) y vigilar que nadie le vea escapar por el foro. En el nefasto caso de que alguien consiga interceptarnos, lo mejor es evitar dar explicaciones endebles sobre el motivo de nuestra huída, esconder totalmente nuestro airado propósito y regalar sin escatimas un "holaquetal", unos cuantos "jajajas" y un "comovatodo", con lo que conseguiremos que el famélico ser social quede gratamente saciado y nos deje marchar con cualquier excusa mecánica tipo cartera en el coche o visita al baño. Una vez abandonada la zona de influencia comunitaria uno puede sentir rápidamente las ventajas de la técnica francesa: ligereza abdominal, sensación de alivio prostático o cortical de los ovarios y una inmensa paz y libertad del ego. Lo que vulgarmente se llama un "que les den por el culo a todos."

miércoles, 22 de julio de 2009

Vuelo 8338 destino Madriz (microrelato romántico 2)

En el aeropuerto hay un chico y una chica que se besan en la boca y yo me acerco a ver si se meten la lengua; porque creo que cuando te besas de verdad hay que meter la lengua en la boca del otro. A mí me da asco pero también me dan ganas. El chico se ha dado cuenta de que estaba mirando y se ha enfadado y me ha llamado subnormal.

Voy solo en el avión. Mi padre se despide muy preocupado. Cuando llegue a “Madriz” (me gusta decirlo con zeta) mi madre me espera en el otro aeropuerto. No entiendo por qué en el otro lado también ponen un aeropuerto. Eso lía mucho.

En el avión, una azafata (que es como se llaman aquí las chicas con la boca pintada de rojo) no deja que me siente al lado de la salida de emergencia porque se ve que está reservada para las personas normales y yo soy distinto. Me ha tocado sentarme al lado de una chica fea que viste un poco raro.
La azafata de la boca roja explica a todos como hinchar un flotador. Luego me obliga a ponerme un estúpido cinturón, luego el avión se mueve como un coche y por fin el avión se pone a volar. La ventanilla es muy pequeña y es un rollo porque no se puede abrir para que pase el aire, aún así puedo ver en realidad lo pequeño que es el mundo, las casas, las personas....

Volar es aburrido. Le pregunto a la chica fea porque viste raro y me cuenta que es “no vicia”. Le pregunto qué es “no vicia” y me contesta que es una aspirante a monja. No entiendo nada de nada. Le cuento que si dice muchas veces “monja” “monja” monja” al final uno dice “jamón”. La chica sonríe tapándose la boca y luego se pone a leer un libro dónde hay una foto de una señora con un niño en brazos. Le pregunto quién es y me dice que es la Virgen y el niño Jesús. A mí me gustaría besar en la boca a la “jamonja” y a la azafata y a la señora del libro pero me da vergüenza pedirlo porque ya sé que no querrán. Volar es aburrido.

De repente el avión pega un bote muy gordo y una azafata se cae por los suelos y le veo las braguitas. Son negras. El avión empieza a bajar a mucha velocidad y me da mucha impresión en el pecho y todo el mundo grita y las luces se apagan y se encienden. Una voz pide que no nos asustemos pero eso es muy difícil porque el avión se mueve mucho y es imposible no asustarse cuando la gente grita y se asusta mucho y encima hay una voz que te pide que no te asustes mucho.
Una señora dice: “¡Vamos a morir! ¡Vamos a morir!”. Y entonces me he dado cuenta de que vamos a morir porque el avión cae a toda velocidad y al final nos la pegaremos contra el suelo y tiene pinta de que vamos a explotar y nuestros cuerpos se harán pedacitos y eso tiene que doler bastante.
Ahora la voz dice algo que no se entiende y que empieza por “el capitán les asegura....”.
El avión baja tan rápido que tenemos la espalda pegada al asiento. El ruido es muy fuerte y se ha convertido en un pitido y me duelen muchísimo las orejas. Le digo a la chica que tengo miedo y ella saca un collar con una X y lo empieza a besar. Le pregunto si vamos a morir y me contesta que rece un “padrenuestro”. Quiere que repita lo que ella dice pero yo estoy muy nervioso. De repente me coge la mano. Las chicas no me cogen nunca la mano. Yo le cojo más fuerte. Y ella aprieta aún más.
Hay un tipo a mi lado que grita pero no se le oye. Otro come chocolatinas sin parar. Una señora ríe como si estuviera loca y le sale espuma por la boca. Y un hombre se mueve en su sillón como si estuviera electrocutado.
La “jamona” me mira fijamente, me acaricia la cara. Le digo que tengo miedo y ella me abraza. Nos abrazamos. Sus tetas se pegan contra mi cuerpo. El avión cae a toda velocidad pero yo soy feliz. Muy feliz. Hay un montón de papeles y cosas volando por los aires y su boca está tan cerca. Tan cerca. Tan cerca... El avión sigue bajando. ¿Falta mucho para el suelo? Mi boca se acerca a la suya. De reojo veo por la ventanilla como el suelo se acerca. ¡El suelo se acerca! Vamos a explotar.

Le doy un beso.

¡Chuick! ¡Ya esta! ¡Ya lo he hecho! Ahora... ¡A morir! De repente, la luz del sol entra por las ventanillas y me deja ciego y tengo la sensación de flotar en el aire. Y entonces pasa lo que menos me esperaba: ella me devuelve el beso. Me abraza con tanta fuerza que creo que me va a romper, así que yo le cojo las tetas mientras la beso tanto como puedo. Es la bomba. Y entonces abro la boca y nuestras lenguas se tocan. Se acarician. Dan vueltas. ¡Uauuu! La luz blanca lo llena todo. Mis orejas sólo escuchan un pitido que cada vez es más suave...y si no fuera porque no paramos de mover las lenguas diría que ya estamos muertos.

El avión, justo antes de estrellarse, empieza a subir el morro. Aprieto mi boca contra la boca de la “no vicia” para que mi corazón no me explote. El avión toca suavemente el suelo. Luego frena con una fuerza bestial. Todo el mundo está muy callado. La luz vuelve a ser la de siempre y ella aparta su boca de la mía. Me mira asustada. Yo le sonrío. Ella deja de cogerme la mano. Yo le sonrío. Ella me acaricia la cara y yo le sonrío. ¡Estamos vivos! La gente grita y aplaude. No hemos explotado contra el suelo. ¡Qué guay!
La “no vicia” empieza a llorar. Yo no sé qué hacer. La consuelo, en mi regazo, como hace mi madre. La abrazo, le acaricio el pelo y le canto una canción sin letra al ritmo de sus lloros: - “Ahhh ahhh ohhhh ohhhhohhh ohhhhh uuuhhh”-. La pobre llora tan fuerte que a veces tengo que mirarla para darme cuenta de que no está vomitando.

Al cabo de un momento entra mucha gente vestida de naranja como de rotulador en el avión y nos sacan del avión a lo loco. Entre el follón, la “no vicia” que ahora parece más guapa me dice: ”gracias”, me da el collar con la “X” y desaparece sin dejar de mirarme... la gente hace fotos y mi madre está entre la gente, y me abraza con fuerza y sus tetas ya me las conozco y me alegro de verla...
Mi madre dice que es un milagro que esté vivo. Yo no sé muy bien lo que es un milagro pero he tenido mucha suerte de sentarme al lado de una chica muy guapa que me ha besado... y lo que yo decía... los besos de verdad son con lengua.

basado en un relato de Sara Alquézar y Henry Write.

martes, 14 de julio de 2009

diario de un relativista

Un día más o un día menos según se mire...

jueves, 2 de julio de 2009

¡CRASH!

Las luces estroboscópicas giran incesantemente. La música suena con fuerza. Estruendosos compases de bombo ochentero y melodías italo-disco a granel: - "Me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco poco a poco."-
Los gitanillos esperan sentados a un lado de la pista de metal. Sólo tienen dos cosas que hacer: Matar a algún pardillo que se le ocurra cruzarse con su camino; y dos, cruzarse con algún pardillo para matarle por el camino.
Una oronda taquillera desganada me escupe un par de fichas a cambio de toda mi semanada. Las piernas me tiemblan y algunos quillos ocupan sus posiciones...
Como no podía ser de otra maneran en esta historia hay una chica. Una chica de belleza bestial. La promesa de un mundo salvaje, lleno de aventuras y amor. Ella se codea con la flora y nata del quillerio nacional. Ella es la responsable de que los salvajes cometan las atrocidades más feroces. Ella es la culpable de que todos estemos allí dando lo mejor de nosotros. Su sonrisa es el premio. Un premio que solamente consigue el máximo ganador. El único superviviente. El macho alfa.
Tuve la desgracia de nacer en una familia cristiana, apostólica y romana. Clase media acomodada y subnormalizada por el trabajo y el dinero. Aqui y ahora, en un auto choque de feria, soy el máximo perdedor. No llevo tatuajes, mi piel es blanca como el protector solar que mi madre se ha encarga de untarme cada día que vamos a la playa, no llevo dientes de oro, ni chapas ni collares. Soy un burgués enclenque y cobarde, criado entre algodónes de azúcar y jarabes para la tos. Maldigo mi raza por no ser siquiera una raza. Maldigo mi árbol genealógico por crecer en un jardincito de flores. Ahora necesito furia, nervio, duende y una navaja cabritera.... pero en cambio sólo tengo miedo y unas inmensas ganas de volver a casa a jugar con mis juguetes. La chica salvaje no me mira. Los chicos salvajes no paran de mirarme; han escogido la presa y voy a morir ametrallado por sus autos de choque. Pero yo he venido aquí a luchar y a llevarme mi premio, aunque me cueste la vida.
Intento no pensar en el peligro. Sueño con tunear mi propio auto de choque: Fuego purpura , calaveras que lanzan puñales por lo ojos, un volante con piel de serpiente, alerones plateados y un spoiler cromado que advierte a los incautos de que van a morir.
Como en Mauthausen, suena una sirena y empieza la conducción.
Golpes certeros, golpes frontales prohibidos desde que se invento la feria; golpes bajos, golpes demasiado fuertes, golpes de pánico y golpes de ridículo. Ganas de llorar y escapar. ¡Dios! ¡Jesusito! ¿Mama? Tengo que ser fuerte. Los quinquis me aprisionan y se burlan de mí. Me cosen a golpes. Me quedo bloqueado en una esquina y algunos me escupen desde sus coches. Se cachondean, me señalan y me humillan. La chica me mira de reojo y se ríe con mis verdugos.
Suena la sirena. Y escapó del maldito lugar. Debería estar contento. Sigo vivo y no me persiguen.
Camino a toda prisa hacía mi casa. Respiró fuerte, aprieto los dientes, aprieto el culo y aprieto el corazón. Pero sobretodo, con fuerza desesperada, aprieto dentro de mi bolsillo, la ficha que aún me queda por gastar.

lunes, 22 de junio de 2009

Los Gritos (microrelato romántico 1)

Se levantó como cada día pero engañó a su mujer y a su hijo diciéndoles que iba a trabajar. Cogió el coche y se marchó a la costa. En aquellas fechas todavía no había nadie. Algún jubilado haciendo footing, algún parado paseando a un perro... Se sentó frente al mar y se encendió un cigarrillo. Cuando lo terminó se desnudó por completo y se metió en el agua. Se sumergió en las profundidades del mar y empezó a gritar como si estuviera loco. En el agua nadie podía oír sus gritos...
Salió a la superficie para coger aire y luego volvió a meter la cabeza para seguir gritando. Gritó y gritó hasta que se quedó sin aliento. Su ritmo cardiáco bombeaba la sangre mucho más rápido de lo normal. Pensó en un ataque al corazón, en su entierro, en su mujer y sus hijos de luto llorando ante su tumba. Se sumergió y volvió a gritar de nuevo.
Salió del agua y se vistió rápidamente. Comió solo en un pequeño restaurante frente al mar y se fué a la oficina a trabajar.

Por la noche llegó a casa.
Su mujer le esperaba desde hacía rato sentada en una silla en el centro del comedor. La observó. Era evidente que había llorado.
¿Por qué nos engañas?
¿Dónde has estado?
Acorralado y muerto de vergüenza optó por decir la verdad: - Algunas mañanas voy a la playa y sumergido bajo el agua grito hasta la extenuación. Me hace sentir mejor.-
¿Y por qué nunca me lo has contado?
Tenía miedo de que no me entendieras o que... Ella le interrumpió: -Mañana quiero ir contigo.- Él le dijo que no le parecía una idea... Ella le interrumpió otra vez: - Mañana quiero ir contigo.-
Por la noche durmieron cogidos de la mano. A la mañana siguiente llevaron a su hijo a la escuela y conducieron hasta la costa. El mar estaba embravecido y hacía muchísimo frío. -Podríamos dejarlo para otro día - le dijo él, pero ella se quitó la ropa y se metió en el agua. Él se quedó paralizado, pero al final reaccionó, se desvistió y entró en el agua con su mujer. Se zambulleron y gritaron como si les fuera la vida en ello. Aquello era genial pero... -¿Por qué gritamos bajo el agua? - Preguntó ella, sin apenas fuelle en la voz. - ¿Y Por qué no podemos gritar fuera del agua?- Él no supo muy bien que contestar. Le dijo que de esa manera nadie se enteraba... pero ella le interrumpió con un grito. Un grito que rompió el cielo.
Aquello le impactó. Ella le miraba desafiante a los ojos... Se dió cuenta que tenía razón y empezó a gritar. Ambos gritaron absolutamente poseídos por el momento; retro-alimentados por sus propios chillidos, sacaron del fondo de su ser, todo el odio, el resentimiento y el miedo acumulados durante toda una vida.

Cuando los policías hubieron confirmado su documentación les pidieron también que no volvieran a asustar a la gente y les recordaron que estaba prohibido bañarse desnudo en esa playa. La policía les increpó que a su edad era un poco ridículo que andarán por ahí haciendo el gamberro. Uno de los vigilantes de la costa les advirtió de lo grave que puede ser una falsa alarma y que era su obligación recordarles que siempre había gente velando por la seguridad de los bañistas y que aquel accidente era de muy mal gusto a la par que peligroso y molesto.

Volvieron a casa, callados en el coche, no sin antes ir a buscar a su hijo a la escuela. Cenaron mientras el benjamín de la familia les contaba risueño lo que había aprendido en la escuela: el mapa de Europa y la regla de tres.

Por la noche, en el dormitorio, mientras el niño dormía se empezaron a reír del accidente en la playa. Luego se empezaron a besar. Se tocaron como si fueran nuevos el uno para el otro. Y luego hicieron el amor, como hacía tiempo que no lo hacían. Aunque como su hijo dormía en la habitación contigua, tuvieron que reprimir sus gritos apasionados.

sábado, 13 de junio de 2009

reflexión mortal

Desde pequeño me alejaron de un montón de cosas que luego resultaron ser las mejores: Sexo, vicios, drogas, rock and roll... Espero que con el tema de la muerte acabe pasando lo mismo...

martes, 2 de junio de 2009

el sentido de la vida

Una noche, acostada a mi lado con su eterna sonrisa, Marta me dijo la siguiente frase:- "Cuando haya una hecatombe y se acabé el mundo, al final, sólo quedará un helado de fresa, un helado de nata y un helado de piña."- Luego, sonrío y se escondió tímida y divertida en mi regazo.
En realidad, es una frase que no he logrado entender del todo pero tiene la particularidad de aparecer en mi cabeza cuando las cosas no van del todo bien. Me hace sonreír, me recuerda que el mundo es un absurdo y gigantesco sinsentido y que al final… bueno, al final sólo quedará un helado de fresa, uno de nata y uno de piña.

lunes, 1 de junio de 2009

argh!!!

¿Qué? ¿Qué quieres? ¡Dime! ¿Qué mierda quieres? Vienes a buscarme sin falta todos los putos Domingos... Oigo como te acercas con tu traje de cacerolas, arañando la pared, arrollando todo lo que se te interpone por el camino.
Soy tu víctima.
Te alimentas de mi miedo y de mi cansancio. Llenas mi esternón de hielo, inhalas mi oxígeno y luego me aprietas el cuello hasta que no oigo mi voz. Deja de contarme que soy un gusano. Un don nadie que tiene todo perdido. Deja de llamarme viejo e inútil y no me muestres el día de mañana como algo imposible de superar.
¡Vete! ¡Muérete! ¡No pienso ser tu mártir!
Conjuro a todas las fuerzas elementales del universo, a la fuerza que hay dentro de mí y a la clemencia del destino para que me ayuden a desterrarte, a pisotearte y a arrancarte el corazón. ¡Maldita angustia dominguera! No me comas vivo. Te lo suplico.

jueves, 28 de mayo de 2009

Diario de un rebelde

Paso de tener un diário.

lunes, 18 de mayo de 2009

las tres revelaciones (3 de 3)



Con apenas cinco años, estoy en mi habitación jugando con algunos clicks de famóbil. He descubierto que les puedo cambiar las cabezas y eso es una señal inequívoca de que aquellos muñequitos empiezan a cansarme. Pronto empezaré a probar cosas como lanzarlos por la ventana, meterlos en el horno o quemarlos con alcohol de farmacia. Un niño puede ser muy cruel cuando un juguete le aburre. Y es en ese estado de aburrimento cuando entro en el dormitorio de mis padres a ver si algo me distra... ¡Ups! Mi madre se está vistiéndo. Lleva unas braguitas y un camisón de dormir. - ¡Anda, vete, que me estoy cambiando y tengo prisa! - me dice con cariño. Pero yo no me muevo ni un milímetro, mis pies y mis ojos están atrapados en el hormigón de la curiosidad. Mi madre es una joven de unos treinta años, dulce y maravillosa. Su silueta es acariciada por un halo de luz blanca que entra por la ventana... - ¡Va! ¡Vete a jugar !- me dice - que tu madre tiene mucha prisa -
En el fondo quiero hacerle caso pero en la forma es imposible; estoy atrapado. Algo ocurre allí y ese algo merece ser descubierto por mi incansable curiosidad infantil.
Decido no moverme. Supongo que mi madre entiende que no es bueno ocultar nada y detrás de una lucha terrible, entre su educación judio cristiana-represiva y el devenir liberal de los 70, acaba optando por esa pequeña vena progresista que tantas veces esconde y de un sólo gesto y sin avisar se quita el camisón dejando sus senos al descubierto.
Aquello me coge, mejor dicho, me sobrecoge por sorpresa. Bueno, la verdad, siendo sincero, aquello me golpea por sorpresa. Un “uppercut” de órdago me levanta a tres mil metros del suelo y luego me deja suavemente sobre mis temblorosas piernas en la habitación de mi madre.

Yo no he visto nunca a una mujer desnuda. Ni he sentido curiosidad por una mujer desnuda. En aquella época la televisión es muy distinta: Las chicas con bikini tienen dos rombos (señal que advierte que aquel programa o película contiene imágenes "hirientes" para mí.) En los quioscos no hay miles de portadas de revistas cachondas y cuando voy a la playa… pues… no existe el top-less y sinceramente, con cinco años, estoy ocupado en bañarme y jugar...
Pero, siendo sinceros, no es sólo la visión de una mujer desnuda lo que traumatiza mi inocencia. Lo que me impacta es que mi madre se sienta incomoda y avergonzada de enseñarme sus pequeños senos rosados y que yo me sienta incómodo de observarlos. ¿Por qué me late tan fuerte el corazón? Salgo corriendo del dormitorio y me entierro bajo las sábanas de mi cama, mientras agarro con inusitada fuerza el cuerpecillo de un clic decapitado. La imagen de los pezones rosados de mi madre persiste en mi cerebro como si hubiera mirado al sol con los ojos completamente abiertos. Estoy muerto de vergüenza y me siento culpable por una situación que no entiendo. Todas aquellas sensaciones, incluido un tirón en la columna vertebral, y un cosquilleo en el pipí son nuevas para mí. Si hubiera estudiado a Freud en el parvulario, ahora podría entender muchas cosas, pero como no soy más que un pobre e ignorante prepuber decido ir a la cocina y reventarme a comer galletas. Me subo al típico taburete que no sirve para subirse y cuando ya casi tengo las galletas en mi posesión, el taburete se tuerce y me caigo al suelo dándome un tremendo batacazo en la cabeza.
Mi madre entra corriendo y asustada me coge en su regazo. Ahora está vestida y mi cabeza reposa en sus senos que simplemente se me antojan maternales, cálidos y conocidos. Cierro los ojos. Mi madre me dice cariñosamente:-¡Qué día más tontito tienes hoy, no?- Pero yo no la escucho, sólo estoy pensando en cuerpos desnudos: mi profesora de plástica desnuda, mis compañeras de parvulario desnudas, la monitora de catequesis desnuda, la vecina de la puerta de enfrente desnuda, mis sobrina de Sant Feliu desnuda, la presentadora del telediario desnuda, Teresa Rabal desnuda, Ana de Enrique y Ana desnuda, las chicas del grupo Parchís desnudas, desnudas, desnudas, desnudas....

miércoles, 13 de mayo de 2009

Una frase.

La idiotez es el espejo del alma.

viernes, 8 de mayo de 2009

cocaína

Resulta que los grandes sueños sólo son pequeñas pesadillas.
Que Diana no acierta en el centro.
Que la música ensordecedora son compases programados.
Que el marisco es un cangrejo muerto.
Que las grandes ciudades a lo lejos son pueblos a lo cerca.
Que el vino más caro sabe al vino de siempre.
Que las prostitutas fingen que les gusta el dinero.
Que las mansiones son las casas de otro barrio.
Y que el descontrol es el fruto de la desesperación

Más
al final,
lo grande es lo más pequeño.
Y lo pequeño es lo de siempre.

Fingir agarrado al vaso de un cubata se convierte en un deporte.
Y el amor supremo se convierte en super memo.
El futuro pronto será el pasado
y...
Habrá que cuidarse, relajarse, entenderse y quererse.
No habrá sorpresas ni mayúsculas.
Ni metáforas excepcionales.
Sólo castillos de arena que se lleva el mar
para siempre.

martes, 5 de mayo de 2009

más dificil todavía

Escribir la biblia en el canto de una moneda.
Practicar sexo anal con un cactus.
Limpiar letrinas con la lengua.
Escalar el Everest a pata coja y con las manos
atadas a la espalda.
Ducharse con cola de impacto.
Mear cristales de bohemia.
Dormir en una cama con escorpiones.
Dejarse follar por un rinoceronte.
Comer tres platos de caca.
Lavarse los ojos con zumo de limón.
Meterse un zapato por la nariz y sacarlo por la boca.
Trabajar en el Mc. Donald´s de Rambla Catalunya.
Comerse a lo vivo la mano derecha.
Arrancarse los pelos de la cabeza uno a uno.
Escuchar de un tirón todos los discos de Bruce Springsteen.
Hacer gárgaras con lejía.
Lamer los enchufes.
Meter la cabeza en una freidora.

y lo peor:

amar a alguien que no te corresponde.

viernes, 1 de mayo de 2009

supervago


Me levanté porque estaba harto de dormir. Me dio mucho pereza ducharme y me eché en la cama. Al cabo de tres semanas sonó el móvil. Pero no contesté. Aún no había hablado conmigo mismo ¿cómo iba a hablar con los demás? Tenía hambre pero la nevera estaba vacía porque me había dado pereza ir al supermercado y hacer cola. Además, antes tenía que ir al cajero y eso sí que me daba auténtico palo. Me comí las migajas de unas patatas fritas que alguien había comprado y miré por la ventana. Se estaba bien. El aire de las 13h en el patio interior de una escalera es de lo más saludable.
Enseguida me cansé y me volví a echar en la cama. Treinta y dos horas después sentí cierta intranquilidad por no hacer nada. Me levanté y puse una canción en la microcadena pero no la escuché toda. Abrí la nevera y comí una loncha de queso seca que alguien había comprado. Fui al baño y mientras meaba sonó el teléfono. O una cosa o la otra. Acabé de mear y miré la llamada perdida. Los pesados del curro llevaban cientos, ¡qué digo cientos! ¡¡¡miles!!! de horas trabajando. La mayoría iban drogados de café y azúcar de bollería. Pensé en llamarles en una hora cuando estuviera un poco más lúcido y ellos más cansados.
Hojeé una revista y me acosté en la cama. Cerré los ojos. Dieciocho años más tarde volvió a sonar mi móvil. Sería mi chica o mi mejor amigo o mi padre y mi madre al mismo tiempo, no supe qué hacer y lo cogí. Eran los del trabajo. Querían saber si aceptaba dar unas clases en la Universidad. Les dije que estaba muy ocupado y que vería qué hacer. Insistieron. Les dije que lo pensaría y que les llamaría el... el.... el jueves, ¡NO! mejor el viernes y les colgué con la excusa de que no tenía cobertura y no entendía nada de lo que decían. Fui al baño. Allí pensé cómo olvidar todo aquello. En el baño se estaba bien. Sentado apaciblemente con un montón de tiempo para uno mismo. Dos horas más tarde me puse el pijama y me metí en la cama a leer pero se me cerraban los ojos. Dormí un par de horas con la luz encendida y luego, sonámbulo, me levanté a apagarla para volver a dormir en la más reconfortante oscuridad.

ilustración de M.B.

lunes, 27 de abril de 2009

I Just Wanna' Be Your Dog (minirelato VI)

Ilustración de M.B.


Todo empezó en la mitad de mi depresión. Llevaba cinco días enterrado en mi cama cuando escuché una vocecita al otro lado de mi casa. A medida que me acercaba al comedor la voz se hizo mucho más comprensible y pronto descubrí que provenía del interior del sofá. Asustado, aparté los cojines. Allí estaba; lloriqueando como un niño pequeño, tu pendiente de plata preferido. Se te debió caer la última vez que visitaste mi casa. Cuando tú y yo aún nos llevábamos bien. Suspiroso, recordé tu nuca de canela, tu mirada piezoélectrica y me estremecí al recordarte feliz, sonriendo divertida en… Los gritos del pendiente interrumpieron mi imaginación :- ¡Ha sido horrible!…. ¡Devuélveme a mi dueña! ¡La echo de menos!- y rompió a llorar como un bebé.
Me asusté. Aquello no era normal, los pendientes no hablan… Utilicé la técnica infalible de hacer ver que todo aquello no había pasado y presto, me metí en la cama dispuesto a dormir y a olvidar. Antes de cerrar los ojos, otra vocecilla se dirigía a mí: "Vámonos". ¡No podía ser! Ahora la voz provenía de mi chaqueta que descansaba en una silla, me levanté de la cama y acerqué mi oído: -¡Vámonos!- Muerto de miedo le pregunté: -¿A dónde?- y la chaqueta contestó:-A la calle-
Me fui corriendo al baño a lavarme la cara pero enseguida escuché a la ducha decirme:- Límpiate- Me puse a temblar y me quedé en un rincón del baño mientras oía como el jabón insistía en que me lavara y la toalla me pedía lascivamente que me restregara con ella. Aterrorizado les hice caso. ¿Qué otra cosa podía hacer?
Adecentado, salí a la calle. Los semáforos gritaban-¡No! ¡No pases!- y luego volvían a gritar.-¡Ahora! ¡Sí! ¡Pasa!- Dios mío. Me tapé las orejas y corrí despavorido por la ciudad pero las aceras gritaban como locas:-¡A la derecha! ¡A la izquierda!- y yo no podía hacer nada más que acatar sus órdenes. Al final me encontré frente a tu casa. El telefonillo me interpeló con voz metálica:-Llama- me dijo. Llamé. El ascensor y las escaleras insistieron en que los utilizara. Las escaleras hablaban de lo sano que era subirlas y el ascensor de lo rápido y cómodo que resultaría utilizarlo. Subí corriendo mientras oía al ascensor insultarme. Las llaves que me habías dado hacía un tiempo gritaron desde mi bolsillo:-¡Abre la puerta!- Utilicé las llaves pero no encajaban. La cerradura estaba cambiada. La puerta me dijo que la golpeara con insistencia y eso hice. Al final abriste. Te sorprendió verme allí después de tanto tiempo. Te conté que los objetos me hablaban y que me habían traído hasta ti. Creo que no lo entendiste. Luego te devolví tu pendiente llorón que suspiró aliviado. De pronto tu vestido me dijo que lo estrujara y empezaste a gritar y a golpearme. ¡Tus braguitas me decían cosas tan bonitas! Los vecinos, alertados por tus gritos, llamaron a la policía. Sus pistolas me amenazaron de muerte y tuve que calmarme. El médico no entendió nada. Finalmente, me encerraron en esta pequeña habitación con una camisa de fuerza que no para de hablarme de lo mucho que te quiero y una pared acolchada que todo el rato me pide lo mismo: - ¡Golpéame! ¡Golpéame más fuerte!-

sábado, 18 de abril de 2009

el misterio de la nariz creciente (contiene un consejo sexual)

Está claro. Me miro otra vez en mi reflejo. Mi nariz crece con el tiempo. Antes tenía la nariz grande y ahora es descomunal. ¿A qué se debe? Me conecto a Internet pero no encuentro ningún trastorno que tenga como síntoma el crecimiento descontrolado de la nariz. Un médico del seguro, después de descartar la mitosis cerebral, el cáncer de nariz y el síndrome de Dawn, confirma que mi crecimiento no se debe a ninguna enfermedad conocida.
Descarto las posibilidades fantásticas tipo Pinocho. Yo no miento. Quiero decir, miento igual que siempre con lo que el tamaño de mi nariz no debería variar.
Una mujer borracha me cuenta en un bar de mala muerte la teoría de que el tamaño de la nariz tiene que ver con el tamaño del miembro viril. Empiezo una investigación con ella. Sacamos conclusiones: cuando mi miembro crece mi nariz se mantiene en el mismo tamaño. La mujer es experta y me enseña una bonita técnica en la que mientras le como el ano introduzco mi superlativa nariz en su vagina. Esta claro que se aprovecha de mí, mientras el misterio de mi nariz creciente no se resuelve.
Preocupado, abandono el consumo de cocaína durante un mes pero los resultados son igual de preocupantes.
Calculo que mi napia se desarrolla dos milímetros a la semana, lo que quiere decir que dentro de dos años mi nariz será mas grande que el total de mi cuerpo.
Estoy tan preocupado que me encierro en mi casa a reflexionar. Pienso en mi vida, mi trabajo y el mundo en el que vivo y por fin veo la luz. Ya se lo que ocurre. Mi problema es que estoy hasta las narices de todo. Me relajo. Pido vacaciones. Compro una casa en el desierto de los monegros y mando a todo el mundo a tomar por el culo. Me alejo de la gente, de los incompetentes que me rodean, me alejo de la gilipollez urbana i la ineptitud imperante, del agobio y del estres. Es increíble, en una semana mi nariz vuelve a ser la misma y el problema ha desaparecido. Conclusión: era el mundo y la puta mierda de vida que llevo que me hinchaba las narices; y eso que sólo tengo una.

jueves, 9 de abril de 2009

oración

¡Dios! Ten misericordia y enviame una señal. Por pequeña que sea, será bienvenida.
¿¡Dios!? ¿Estás ahí? ¿Eo?

¿Qué se me acabe la paciencia es una señal?

jueves, 2 de abril de 2009

Los tres pilares del miedo

No sé si voy a poder.
No sé si lo quiero.
No sé si me lo merezco.

domingo, 29 de marzo de 2009

POesia suBnorMAL

Llueve. Es casi lógico. Una argucia de puesta en escena de nuestro todopoderoso. Un intento barato de dramatizar el sinsentido. La gente se entristece y se apelotona en las entradas de los restaurantes, los bares y las discotecas. La mayoría espera desesperadamente encontrar un poco de diversión en el reflejo de su nariz en el fondo de un cubata o de una ralla de cocaína en los retretes de la noche. Bla bla bla bla. Sonrisas de pavo real que esconde la cabeza igual que un avestruz. Plumas, lentejuelas y un día es un día. "Hoy es mi noche" dice todo el mundo y nos agarramos al billete que hay en nuestro bolsillo.
La poesía de tres pesetas es la única que sirve para explicar la épica de la desolación. Gente sola que se junta para restregarse los cuerpos en busca de una gotita de placer compartido. Cuarta temporada de una serie sin final. ¿Quién engaño a Laura Palmer? ¿Quién mató a Roger Rabbit?
Los ambientadores de discoteca, la música ensordecedora y la luz "gyroscopica" disimula las arrugas. Los que tienen hijos disimulan sus estrías y los que no los tienen disimulan su destino. Construyamos familias que nos recuerden constantemente que estamos solos flotando en el universo. Construyamos clanes, amigos y mafias varias. Recordémonos constantemente que todo tiene un precio y que tu o tu o tu no puedes entrar si no estás en la lista.
¿Y tu?
Maldito "chococrispi" de chocolate. Sigue disimulando... como si el amor supremo no hubiera llamado a tu puerta.

Ya lo sé. No se entiende nada. Pero en la biblia pasa lo mismo.

La poesía subnormal es la única que no se corrige las faltas. Se despega de la literatura y de la vida con la facilidad de un erupto. Se restrega contra la vida. Jadea. Bosteza y se ríe de todo lo que no entiende. Pero siente la tristeza en el fondo de su alma y se acurruca y solloza como un niño que ha perdido un juguete.

Todos tenemos a alguien por quién daríamos nuestro esqueleto.

domingo, 15 de marzo de 2009

creepy love (minirelato V)


Todo empezó de golpe, sin avisar, justo después de que ella se fuera. Las primeras noticias que emitió la televisión eran tan alarmistas que uno pensaba que formaban parte de alguna película o de algún estúpido show televisivo.
Los zombies habían tomado la ciudad. Las calles estaban llenas de monstruos semi-vivos que se lanzaban encima de cualquier inocente en busca de su comida favorita: carne humana.
Hace dos meses y tres días que permanezco encerrado en mi casa sin ningún contacto con ningún ser humano. Los teléfonos no funcionan, la luz tampoco (eso incluye televisión, estufas, nevera....). Cuando los muertos empezaron a salir de sus tumbas atranqué las puertas y ventanas con la madera de unas estanterías para que los malditos zombies caníbales no pudieran entrar. Cada noche los cadáveres vivientes se dejan las uñas, olisquen las rendijas muertos de hambre, golpean con sus cabezas las paredes, las ventanas e intentan introducirse en mi casa y acabar conmigo.
Durante casi todo el tiempo me escondo debajo de la cama, aferrado a un cuchillo de cortar carne (mi única arma) mientras anhelo el mundo tal y como era antes: Llamadas al móvil, desayunos con prisa, trabajo hasta las tantas, transporte público abarrotado, cena y vino en alguna tasca... y la vida cotidiana con mi novia. Mi novia... ¿Cuántas veces mi vida me había parecido algo inútil…? ¿Cuántas veces había despreciado lo que tenía? ¿Y ahora….?

Aún puedo recordar la discusión, cuando la eché de casa. Fue una discusión absurda. Nos gritamos como locos. Su presencia me asfixiaba, necesitaba pensar. No la escuché y le dije que no quería verla nunca más. La vi alejarse como una muñeca rota por el espiral de las escaleras. Cerré la puerta y me alegré de encontrarme solo. Encendí la televisión y…. empezó todo. ¡Con qué estúpida lección macabra me castiga la vida! ¿Qué habrá sido de mi amor? Me comporté como un idiota y ahora mi destino consiste en pagarlo con mi soledad, mi culpabilidad y el miedo a ser devorado por los muertos.

Hace tres días que la comida se ha terminado. Por eso tomo la difícil decisión de salir al exterior a buscar provisiones y, por qué no decirlo, encontrar a mi chica.
Saco las maderas que obstaculizan la entrada y bajo a la calle. Está desierta. Nadie acecha. No se si localizar una tienda de comida o quizás dirigirme directamente a casa de ella. De repente una horda de zombies hambrientos empieza a perseguirme. Vuelvo a casa y me encierro dentro. Pero algunos muertos ya se han colado en mi edificio y me atacan sin piedad. Aunque propino algunos cuchillazos, enseguida me doy cuenta que es imposible matar a un muerto. El terror me paraliza y los zombies empiezan a devorarme como si les fuera la vida en ello. Me arrancan la piel a tiras y muerden mis venas para chupar mi sangre. Antes de cerrar los ojos y dejarme llevar por la oscuridad. Reconozco entre aquellas bestias la cara de mi amor. La chica que había despechado, se ha convertido en un zombie y ahora arranca a mordiscos mi cuerpo. Me abrazo a ella con todas mis fuerzas. Ella hunde sus mandíbulas en mi garganta. Es genial. Ahora lo comprendo. Estoy muerto desde que se fué y ahora ella es la única que puede devolverme a la vida. Volvemos a estar juntos. Y ahora es para siempre.