miércoles, 12 de agosto de 2009

La infelicidad

Llevaba trece días caminando. El frió y el cansancio empezaban a destrozarle. Se sintió perdido y absurdo en aquella aventura.Pensó en su mujer y en la casa dónde vivía. Se imaginó plácidamente sentado en su sofá leyendo la prensa con el televisor encendido.
Su precioso amor descansaba a su lado mientras en la cocina un pavo relleno con ciruelas se cocía a fuego lento. Se paro en medio de la tundra y dijo a sus adentros: -¡Basta! Tengo que volver a casa.¡ Se acabó vagar por el mundo!-

Cuando volvió a casa, la calefacción le irritaba las orejas. El televisor escupía publicidad y el periódico sólo hablaba de cosas que ocurrían en otro lugar. La casa olia a carne cocida con ciruelas. A su lado, su mujer le sonreía forzadamente para disimular el tremendo aburrimiento que compartían. Se quedo con los ojos perdidos en el ficus de plástico e imaginó la tundra, la libertad, la aventura, el enfrentamiento con la propia naturaleza. Se levantó de un solo gesto y dijo a sus adentros: "¡Basta! Tengo que irme de casa. Se acabó...¡Voy a vagar por el mundo!-

Llevaba trece días caminando...

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