miércoles, 22 de julio de 2009

Vuelo 8338 destino Madriz (microrelato romántico 2)

En el aeropuerto hay un chico y una chica que se besan en la boca y yo me acerco a ver si se meten la lengua; porque creo que cuando te besas de verdad hay que meter la lengua en la boca del otro. A mí me da asco pero también me dan ganas. El chico se ha dado cuenta de que estaba mirando y se ha enfadado y me ha llamado subnormal.

Voy solo en el avión. Mi padre se despide muy preocupado. Cuando llegue a “Madriz” (me gusta decirlo con zeta) mi madre me espera en el otro aeropuerto. No entiendo por qué en el otro lado también ponen un aeropuerto. Eso lía mucho.

En el avión, una azafata (que es como se llaman aquí las chicas con la boca pintada de rojo) no deja que me siente al lado de la salida de emergencia porque se ve que está reservada para las personas normales y yo soy distinto. Me ha tocado sentarme al lado de una chica fea que viste un poco raro.
La azafata de la boca roja explica a todos como hinchar un flotador. Luego me obliga a ponerme un estúpido cinturón, luego el avión se mueve como un coche y por fin el avión se pone a volar. La ventanilla es muy pequeña y es un rollo porque no se puede abrir para que pase el aire, aún así puedo ver en realidad lo pequeño que es el mundo, las casas, las personas....

Volar es aburrido. Le pregunto a la chica fea porque viste raro y me cuenta que es “no vicia”. Le pregunto qué es “no vicia” y me contesta que es una aspirante a monja. No entiendo nada de nada. Le cuento que si dice muchas veces “monja” “monja” monja” al final uno dice “jamón”. La chica sonríe tapándose la boca y luego se pone a leer un libro dónde hay una foto de una señora con un niño en brazos. Le pregunto quién es y me dice que es la Virgen y el niño Jesús. A mí me gustaría besar en la boca a la “jamonja” y a la azafata y a la señora del libro pero me da vergüenza pedirlo porque ya sé que no querrán. Volar es aburrido.

De repente el avión pega un bote muy gordo y una azafata se cae por los suelos y le veo las braguitas. Son negras. El avión empieza a bajar a mucha velocidad y me da mucha impresión en el pecho y todo el mundo grita y las luces se apagan y se encienden. Una voz pide que no nos asustemos pero eso es muy difícil porque el avión se mueve mucho y es imposible no asustarse cuando la gente grita y se asusta mucho y encima hay una voz que te pide que no te asustes mucho.
Una señora dice: “¡Vamos a morir! ¡Vamos a morir!”. Y entonces me he dado cuenta de que vamos a morir porque el avión cae a toda velocidad y al final nos la pegaremos contra el suelo y tiene pinta de que vamos a explotar y nuestros cuerpos se harán pedacitos y eso tiene que doler bastante.
Ahora la voz dice algo que no se entiende y que empieza por “el capitán les asegura....”.
El avión baja tan rápido que tenemos la espalda pegada al asiento. El ruido es muy fuerte y se ha convertido en un pitido y me duelen muchísimo las orejas. Le digo a la chica que tengo miedo y ella saca un collar con una X y lo empieza a besar. Le pregunto si vamos a morir y me contesta que rece un “padrenuestro”. Quiere que repita lo que ella dice pero yo estoy muy nervioso. De repente me coge la mano. Las chicas no me cogen nunca la mano. Yo le cojo más fuerte. Y ella aprieta aún más.
Hay un tipo a mi lado que grita pero no se le oye. Otro come chocolatinas sin parar. Una señora ríe como si estuviera loca y le sale espuma por la boca. Y un hombre se mueve en su sillón como si estuviera electrocutado.
La “jamona” me mira fijamente, me acaricia la cara. Le digo que tengo miedo y ella me abraza. Nos abrazamos. Sus tetas se pegan contra mi cuerpo. El avión cae a toda velocidad pero yo soy feliz. Muy feliz. Hay un montón de papeles y cosas volando por los aires y su boca está tan cerca. Tan cerca. Tan cerca... El avión sigue bajando. ¿Falta mucho para el suelo? Mi boca se acerca a la suya. De reojo veo por la ventanilla como el suelo se acerca. ¡El suelo se acerca! Vamos a explotar.

Le doy un beso.

¡Chuick! ¡Ya esta! ¡Ya lo he hecho! Ahora... ¡A morir! De repente, la luz del sol entra por las ventanillas y me deja ciego y tengo la sensación de flotar en el aire. Y entonces pasa lo que menos me esperaba: ella me devuelve el beso. Me abraza con tanta fuerza que creo que me va a romper, así que yo le cojo las tetas mientras la beso tanto como puedo. Es la bomba. Y entonces abro la boca y nuestras lenguas se tocan. Se acarician. Dan vueltas. ¡Uauuu! La luz blanca lo llena todo. Mis orejas sólo escuchan un pitido que cada vez es más suave...y si no fuera porque no paramos de mover las lenguas diría que ya estamos muertos.

El avión, justo antes de estrellarse, empieza a subir el morro. Aprieto mi boca contra la boca de la “no vicia” para que mi corazón no me explote. El avión toca suavemente el suelo. Luego frena con una fuerza bestial. Todo el mundo está muy callado. La luz vuelve a ser la de siempre y ella aparta su boca de la mía. Me mira asustada. Yo le sonrío. Ella deja de cogerme la mano. Yo le sonrío. Ella me acaricia la cara y yo le sonrío. ¡Estamos vivos! La gente grita y aplaude. No hemos explotado contra el suelo. ¡Qué guay!
La “no vicia” empieza a llorar. Yo no sé qué hacer. La consuelo, en mi regazo, como hace mi madre. La abrazo, le acaricio el pelo y le canto una canción sin letra al ritmo de sus lloros: - “Ahhh ahhh ohhhh ohhhhohhh ohhhhh uuuhhh”-. La pobre llora tan fuerte que a veces tengo que mirarla para darme cuenta de que no está vomitando.

Al cabo de un momento entra mucha gente vestida de naranja como de rotulador en el avión y nos sacan del avión a lo loco. Entre el follón, la “no vicia” que ahora parece más guapa me dice: ”gracias”, me da el collar con la “X” y desaparece sin dejar de mirarme... la gente hace fotos y mi madre está entre la gente, y me abraza con fuerza y sus tetas ya me las conozco y me alegro de verla...
Mi madre dice que es un milagro que esté vivo. Yo no sé muy bien lo que es un milagro pero he tenido mucha suerte de sentarme al lado de una chica muy guapa que me ha besado... y lo que yo decía... los besos de verdad son con lengua.

basado en un relato de Sara Alquézar y Henry Write.

3 comentarios:

dorando la píldora dijo...

A ver...no se si lo he entendido...¿Por qué la chica de los labios de rojo lee libros de señoras?no,no, espera...la “no vicia” lo coge de la mano sin darse cuenta y le quiere meter la lengua?¿Por qué lleva una X colgada del cuello?¿Madriz no se escribe siempre con Z?¿Por qué la gente se disfraza de naranja?


...ah!ya lo tengo...el chico es subnormal y piensa que la chica es una monja fea pero en realidad ella es una viciosa y está jamona!

Henry Write dijo...

jajajajaja!!! con lectores como tú, no hace falta escribir ná de ná... tu solo te montas el cuento....

S.I. dijo...

bravo!!!!!!!!!!!!!!!!!!