Un hierro les atraviesa el cuerpo mientras giran cerca de una ardiente brasa.
Uno de ellos le dice al otro:
Tío, esta vida es una mierda. Me han desplumado, me han cortado la cabeza,
me han metido un garfio por el culo, me han untado con aceite y me están quemando vivo
y pronto, intuyo, se me van a comer.
y pronto, intuyo, se me van a comer.
El otro pollo sonríe socarrón y le responde:
¡Bah! ¡No seas quejica! Cuando el cocinero no se de cuenta...
¡Intenta trincar alguna patata frita!
No hay comentarios:
Publicar un comentario