martes, 6 de abril de 2010

¿¡Te crees muy listo, eh!?

Si transportes metropolitanos no tuviera que gastarse el dinero en revisores, sistemas de seguridad, campañas de publicidad disuasivas, maquinas expendedoras, etc... podría invitar a la gente a viajar en metro gratis. Para protestar por esta incoherencia, siempre me cuelo en el metro. Lo hago por eso y para que los guardias de seguridad, los publicistas y los fabricantes de billetes no se queden sin trabajo y puedan llevar a sus hijos a una escuela de pago.

Esta vieja costumbre ha cambiado mi vida por completo. La semana pasada, en una estación en la que antes nunca me había bajado, cuando me dispongo a salir, las puertecitas, que me separan del exterior, no se abren. Raudo, intento lo mismo en otra salida, pero las dichosas puertecitas permanecen cerradas. Enseguida me doy cuenta de que para poder abandonar el metro uno tiene que introducir el ticket, validar su viaje y entonces, las puertas se abren.
El crimen es algo que hay que hacer rápido y sin pensar. Un, dos, tres. Me pego a la espalda de un ingenuo viajero como si fuera su sombra y le sigo. El anónimo benefactor saca su ticket y las puertecitas se abren, y diligentemente pasamos hacia al exterior como si fuéramos la misma persona. Me aparto del honrado ciudadano que no se ha percatado de nada y me dirijo a la calle con la excitada alegría que da superar un pequeño obstáculo. Hace un día soleado, totalmente primaveral, los niños juegan en la calle y de repente me doy cuenta de la magnitud de mi tragedia. Sin pensarlo, acabo de colarme al mundo real. Soy un polizonte de la ciudad entera. Algunas dudas asaltan mi cabeza. ¿Habrá revisores? ¿Vigilantes? ¿Cual será la multa por colarme en la ciudad?
Asustado, camino por el lado de las sombras, me compro un bigote postizo en una tienda de disfrazes para delincuentes y evito la mirada de cualquier persona hasta que llego a mi casa. Cierro la puerta a mis espaldas, me siento en el suelo resoplando. Mi vida ha cambiado por completo. La emoción aprieta mi esternón, ahora soy un fugitivo, un criminal, un fuera de la ley. Me he colado de lleno en esta vida, en esta ciudad y eso tiene pinta de ser muy pero que muy grave.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te echaba de menos, Henry.

E dijo...

yuhu! henry is back!!

así que vas por la vida sin pagar peaje.. uhm..