domingo, 20 de junio de 2010

Diario de Dios

Querido diario.
Hoy he conseguido levantarme pronto. En este estado de desesperanza que me acongoja, quedarse en la cama es una opción terrible, así que madrugo para ayudarme a mí mismo y ver las cosas de un modo positivo.
Fatigado, obsesionado, he contemplado de nuevo mi única creación universal. Nunca sé que pensar... a veces la veo como una genialidad y a veces me parece un engendro. Lo creé todo en seis días, sin la ayuda de nadie y, reconozco que algunas cosas no quedaron del todo perfectas: la justicia cósmica está desajustada, algunas partes se ven un poco vacías, me pasé con la velocidad de la luz respecto al tiempo y olvidé del sexo de los ángeles... pero aún así, hay cosas resultonas como el infinito, la muerte súbita, el color pistacho, las palomitas de microondas, las cintura de la Virgen, el punto G, la tercera dimensión, el isótopo deuterio...
Mención especial en el MMMMMMMXXII festival del Olimpo. Ambrosía de Plata en el MMMMMMMMMMVXVI Limbo Festival y Mejor Universo de bolsillo en el GX·$"12 festival en X/89321029 (dimensión alfa). ¡Qué tiempos aquellos! Aún recuerdo cuando todos se preguntaban cual sería mi próxima creación. Yo era la esperanza de la nueva ola de universos independientes...una joven y talentosa promesa. Pero, de eso hace ya tanto tiempo... 93 mil millones de años que han pasado en un suspiro...

Hacía el mediodía me siento en el borde de mi envejecido universo y como cada día intento pensar en mi nueva creación. ¿Poco talento? ¿Crisis creativa? ¿Miedo al fracaso? ¿Falta de ilusión? Nada. No se me ocurre nada. La idea de un universo feliz y sin problemas ya no me convence... y además no acaba de encajar. Así que, en un ataque de histeria, he tirado por enésima vez todo el proyecto a un agujero negro. Angustiado, me he tomado un Diacepan 25gr. que me pasó Lucifer. Después he vuelto a la cama y he dormido todo el día.

La tarde no es mejor. Llamo a mi hijo. Esta borracho de vino y sigue, con un enfado de la hostia. Creo que nunca me perdonará enviarle a arreglar ese estúpido planeta... Me pongo a mí mismo como testigo de que lo he intentado todo: pedirle perdón, contarle lo mal que me siento, pero me cuelga el teléfono. Me rasgo las vestiduras. Ahora, es él quien me abandona.

Por la noche, mientras escribo este diario, me animo pensando en que, joder, soy Dios, ¡DIOS! el todopoderoso, un tipo genial, único, sexy, con carisma y que pronto se me ocurrirá alguna idea para superar esta crisis. Pero al verme en el espejo, al releer estas líneas, al ver mi universo tan desolado, viejuno y lleno de fallos, me doy cuenta de que todo es inútil. ¿A quién pretendo engañar? Estoy acabado. No tengo talento y mi única y vulgar creación se queda en en el olvido. Ahora sólo soy un viejo deprimido, sin futuro. Si al menos pudiera rezarle a alguien.

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