lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Por qué los perros se parecen a sus dueños?

by Fernándo Botero

Mi compañero de piso ha encontrado novia. Si. Hacen buena pareja. Desde el primer día que los vi pensé: "¡Dios! Está claro que van a estar juntos un montón de tiempo". ¿Qué como lo se? Por un hecho increíble que se da en un montón de parejas: Se parecen el uno al otro como dos gotas de coca-cola.
Tienen la misma complexión física, la misma altura, visten parecido, y se divierten con las mismas cosas, ella y él tienen exactamente la misma nariz (hay unos tres millones de narices catalogadas...¡como para tener la misma nariz!), tienen el mismo color del pelo y por si fuera poco los dos llevan gafas de pasta.... ¡Dios! Son el complemento perfecto el uno del otro. Hermanos, complementados, simétricos, sólo sus miembros sexuales les diferencian... pero me atrevo a afirmar que su calibre, profundidad y medidas son totalmente compatibles. Como una tuerca del cinco que encaja con un tornillo del cinco.
Toda su vida buscando el alma gemela y resulta que el alma gemela es también el cuerpo gemelo. Todo gemelo.

Supongo que uno admira o cree que su físico es inigualable y en un ejercicio de egocentrismo, amor propio y autoestima narcisista sin parangón busca a aquella pareja que es como él. Soy feliz estando conmigo mismo pero además me busco un/a compañero/a que sea como yo. Esta bien... de esa manera la distancia entre amarse a uno mismo y amar a otra persona se acorta, llegando a limites masturbatorios tremendos. En realidad, mi canon de belleza soy yo. En realidad si buscara la perfección me encontraría a mi mismo. En realidad mi compañero ideal para vivir en este mundo soy yo mismo y me quiero hasta que la muerte me separe.

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