miércoles, 5 de mayo de 2010

la rebelión de los niños

Los padres y los maestros fueron los primeros en darse cuenta de que algo había cambiado. Cuando un adulto se dirigía a un niño, fuera cual fuera la situación, éste se quedaba quieto, y le miraba, callado, como si estuvieran pensando en algo muy profundo. Después, simplemente, dejaba de prestar atención, sonreía y volvía a hacer lo que estaba haciendo. Los mayores insistían, rompían en cólera, les forzaban e incluso los maltrataban. Pero los niños habían dejado de hacerles caso a los adultos.
La desconexión era tan fuerte que los niños sólo hablaban entre ellos, en extraños idiomas que ninguna persona mayor podía comprender. Se reían, discutían, jugaban y vivían ajenos a cualquier mundo que no fuera el suyo. Padres, educadores, pedagogos, psicólogos, psiquiatras y científicos de todo el mundo mutipicaban sus teorías, pero ninguno de ellos comprendía lo que estaba pasando.
Pronto, el mundo se dio cuenta de que los niños ya no querían aprender nada, ni hacer caso a nadie y que incluso obligándoles no se obtenía ningún resultado. Las escuelas cerraron y la educación dejó de existir. A medida que los niños crecían sin ser educados, el mundo iba cambiando por completo. Los adultos-educados se hicieron mayores y en poco más de medio siglo habían desaparecido por completo. Las nuevas generaciones de niños no-educados poblaron el planeta y lo convirtieron en su reino. Un reino salvaje, dominado por la locura, el caos y la libertad.

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